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El primo de José Antonio

José Luis Sáenz de Heredia, nacido en Madrid en 1911, inició estudios de Arquitectura, que no acabó. Ganó una plaza por oposición en el Canal de Isabel II, pero no tardó en dedicarse al cine. Con sólo 23 años dirige Patricio miró una estrella (1934) por encargo de su amigo Serafín Ballesteros.El interés de ésta peculiar comedia, hace que Luis Buñuel, entonces en su etapa de productor ejecutivo, le llame para dirigir la Hija de Juan Simón (1935) y ¿Quíen me quiere a mí? (1935), interesantes intentos de cine popular que el aragonés supervisa personalmente y tienen un cierto éxito.

Primo hermano de José Antonio Primo de Rivera, al comenzar la guerra española le ofrecen enseguida a José Luis Sáenz de Heredia trabajo en el Departamento Nacional de Cinematografía, pero él prefiere ir al frente y termina la contienda con el grado de teniente. Con estos antecedentes no resulta extraño que en la posguerra se convierta en el director oficial del nuevo régimen. Cuando el general Franco escribe el guión de Raza, inmediatamente piensa en Sáenz de Heredia para dirigirlo.

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Un barniz para la dictadura

Y así durante los años cuarenta acumula una sucesión de éxitos con El escándalo (1943), adaptación de Alarcón, El destino se disculpa (1944), una comedia muy de la época, Mariona Rebull (1947), sobre la novela de Ignacio Agustí, y La mies es mucha (1949), una más de las producciones católicas del momento.Su propia productora

Mientras escribe libretos de revistas para la vedette Celia Gámez, las famosas Yola (1941) y Si Fausto fuese Faustina (1943), el éxito de sus películas le lleva a fundar su propia productora, Chapalo Filins, con la que financia tanto películas ajenas como las propias.

Tras una ambiciosa versión de Don Juan (1950), que el tiempo ha tratado muy mal, intenta el cine social con Los ojos dejan huella (1952), logrando curiosos resultados. Lo suyo es la comedia y con ella triunfa en Todo es posible en Granada (1954), protagonizada por Merle Oberon y Francisco Rabal, y sobre todo la famosa Historias de la radio (1955).

La década de los sesenta marca el comienzo de su decadencia con irregulares comedias protagonizadas por Concha Velasco y Manolo Escobar.

Y sobre todo con el documental de propaganda Franco, ese hombre (1964), que vuelve a encargarle personalmente al dictador como parte de la campaña publicitaria 25 años de paz. Cierra su filmografía en 1975 con la terrible Solo ante el streaking.

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