Lo mismo, pero mejor
Salvando las evidentes distancias que separan las calidades del uno y de los otros, a los miembros de The Manhattan Transfer les ocurre lo que le sucedió a Frank Sinatra a partir de los años cuarenta: ocupan lugares de privilegio dentro del mundo del jazz vocal sin pertenecer a él. No es fácil explicar este fenómeno.El grupo eleva la compenetración al cuadrado y mezcla ácidos con bases para proporcionar una cómoda digestión a su estable número de incondicionales, de tal forma que su arte podría parecer cosa de probeta y alambique, pero, y quizá éste sea su mayor mérito, parece lo más natural Siempre lo mismo, pero mejor.
En esta ocasión el reclamo se disfrazaba de exquisitez acústica, aunque el teclista se limitó a tocar el plano o el bajo eléctrico fue sustituido por un contrabajo. La fiesta, con la carpa llena hasta la bandera, empezó con Route 66 y continuó con varias piezas, Airegin y Joy spring entre ellas, del disco Vocalese, el mejor que nunca hayan grabado. La fidelidad a los arreglos fue total, menos algunas intervenciones crispadas del pianista y un tosco solo del contrabajista. La cantante de más clase del grupo, Janis Siegel, interpretó en solitario una bonita balada de McCoy Tyner You taught my heart to sing. Cheryl Bentyne, tan desenvuelta como siempre acostumbra, y Alan Paul, con su voz engolada de rockero de los cincuenta, reinaron sobre un repertorio que fue languideciendo.
An Acoustic Evening with The Manhattan Transfer
Janis Siegel, Cheryl Bentyne, Tim Hauser y Alan Paul (voz), Yaron Gershovsky (piano), Alex Blake (contrabajo) y Frankie Colon (percusión). Carpa de Conde Duque. Madrid, 2 de noviembre.
Babelia
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