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"El realismo no existe", dice el pintor Manuel López-Villaseñor

El artista expone en Sevilla un resumen de 17 años de trabajo

Asombrado por la reciente polémica sobre el rechazo de los realistas en la colección permanente del Museo Nacional Reina Sofía -"el realismo no existe", dice-, el pintor Manuel López-Villaseñor expone en Sevilla 47 obras que resumen los últimos 17 años de un trabajo que el artista califica de "a contracorriente".

El pintor Manuel López-Villaseñor (Ciudad Real, 1924) presenta en el Hospital de los Venerables, de Sevilla, una selección de sus obras que abarca los últimos 17 años de su producción. La muestra, abierta hasta el próximo 15 de noviembre, incluye 47 lienzos, informa Margot Molina. Representante de un realismo enraizado en la mejor tradición española, Villaseñor contempla desde lejos, con asombro e ironía, la polémica sobre el rechazo de los suyos en la colección permanente del Reina Sofía.Una polémica a estas alturas sobre la legitimidad artística del realismo le parece muy aburrida. "El realismo no existe", afirma. "Ni siquiera existe la realidad, pero ahora hay un afán desmesurado de ponerle etiquetas a todo. Yo detesto que me pongan etiquetas. No me considero una botella de vino". Y añade: "Hay que agradecer a Antonio [López] su intervención, porque a él le han escuchado, y si lo hubiera dicho otro hubiera pasado desapercibido". Por su parte, no tiene inconveniente en decir que "nadie puede tener derecho a disponer de un museo para imponer en él su gusto personalísimo".

El pintor dice que no se ha dejado arrastrar por voces de modernidad. "Y lo he pagado muy caro", reconoce. "He estado siempre a contracorriente. Cuando la moda era un informalismo feroz y una abstracción absoluta yo estaba haciendo mi pintura, sin más cambios que los naturales de una evolución artística". No quiere sin embargo ser confundido con los hiperrealistas: "Yo creo que el realismo no consiste en levantar acta minuciosamente de todas las arrugas de una cara o de todos los brillos de un cristal. Lo esencial no se percibe con la mirada sino con el corazón".

De las 47 obras que cuelgan actualmente en los Venerables de Sevilla, dice: "Es una exposición de mi época de madurez. Todas las pinturas son coherentes con mi deseo de acercarme a la realidad para trascenderla". Cuadros de soledades, espacios vacíos, hombres como fantasmas de un mal sueño, escaleras sin fin, frutos, flores, cerámicas, desnudos... "En ese tipo de pintura es en el que estoy ahora", dice el pintor, "porque de nuevo he recuperado el interés por la figura humana. Mi pintura quiere ser un aldabonazo a la conciencia del hombre de hoy".

Lejos de las vanguardias -"Las vanguardias ya no existen. Se están presentando como grandes novedades cosas que se inventaron a principios de siglo"- el pintor manchego está convencido de que en la actualidad el arte está siendo dirigido por intereses multinacionales. "Si nos preguntamos el por qué del rechazo de las instituciones oficiales hacia un determinado arte, tenemos que concluir que están siendo manipuladas".

Sustos, los tiene muy claros: "Soy un pintor español, heredero de Sánchez Cotán, de Velázquez, de Zurbarán y de Picasso. Lo siento mucho, pero no puedo arrodillarme en éxtasis delante de un bote de sopa Campbell".

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