YeItsin suspende por decreto la retirada de las tropas rusas del Báltico
El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, cedió ayer a las presiones militares y suspendió por decreto la retirada de las tropas rusas estacionadas en las tres repúblicas bálticas "hasta que se firmen acuerdos con Estonia, Letonia y Lituania", según anunció anoche el servicio de prensa de la presidencia. De hecho, la vuelta a casa de las tropas estaba ya paralizada por iniciativa de los altos cargos del Ministerio de Defensa, que tomaron esta decisión en una reunión que mantuvieron el pasado día 19.
Con la emisión de este nuevo decreto, Yeltsin corre el riesgo de enfrentarse a la comunidad internacional, como se demuestra por el hecho de que paralelamente a su emisión ha remitido instrucciones al Ministerio de Asuntos Exteriores para que envíe un informe a las Naciones Unidas en el que se explique que en las repúblicas bálticas se vulneran los derechos humanos de los ciudadanos rusos, motivo que se aduce para suspender la retirada de las tropas.Pero Yeltsin ha corrido el riesgo de sufrir críticas desde el exterior para calmar un foco de insubordinación en el Ejército que eventualmente podría haber tenido consecuencias para la estabilidad del país, especialmente graves en un momento de agudo enfrentamiento entre su Gobierno y el Parlamento.
Los oficiales destinados en las repúblicas bálticas, tras efectuar asambleas en los cuarteles, decidieron a principios de mes plantear ante el Tribunal Constitucional la presunta inconstitucionalidad de la aceleración de la retirada de tropas, decidida por el Gobierno antes incluso de llegar a acuerdos con dos de los Estados bálticos: Estonia y Letonia. Los oficiales consideraban vulnerados sus derechos porque la precipitación en la vuelta a casa iba a obligarles a abandonar sus hogares antes de tener viviendas dignas en territorio ruso.
Frente a este planteamiento, el Gobierno, a través del ministro de Defensa, Pável Grachov, insistió en la necesidad de acelerar la retirada porque la presión a que se estaba sometiendo a los militares en las repúblicas bálticas se consideraba insostenible. "Las tropas no pueden moverse por el territorio de esos países, no se permite el envío de nuevos reclutas, y pronto sólo los oficia les y el material permanecerán allí", dijo Grachov.
Pese a estas declaraciones del ministro, el Ministerio de Defensa, como corporación, emitió al día siguiente una nota en la que suspendía unilateralemente la retirada hasta que se solucionaran los problemas de vivienda para los oficiales que volvieran a Rusia. De los 75.000 soldados que siguen en Estonia, Letonia y Lituania, unos 24.000 debían ser retirados antes de finales de año, entre ellos 10.000 oficiales que en pleno invierno se iban a sumar a los militares ya trasladados que esperan una vivienda digna en que alojarse.
El servicio de prensa de la presidencia subrayó ayer que en los acuerdos a que debe llegarse, con las tres repúblicas bálticas debían recogerse Ias medidas de protección social para los soldados y sus familias".
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