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Los comunistas chinos jubilan a los supervivientes de la Larga Marcha y dan paso a los reformistas

Juan Jesús Aznárez

Los revolucionarios chinos que en 1934 protagonizaron la Larga Marcha, una travesía a pie de 10.000 kilómetros por desiertos, montañas y desfiladeros que diezmó a una tropa de milicianos en fuga, han sido apartados del poder durante el XIV Congreso del Partido Comunista Chino clausurado ayer en Pekín. En aquel año de heroica caminata hacia un refugio en el norte de China murieron 85.000 soldados del Ejército Rojo de Mao. Sólo 5.000 llegaron. Figuran entre ellos muchos de los ancianos que ahora pasan al retiro, incapaces de afrontar la nueva gesta que propone Deng Xiaoping, otro de los supervivientes.

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En aquella ocasión, las milicias del fundador de la República Popular China decidieron enfrentarse en campo abierto al ejército nacionalista que luego huyó a Taiwan en su definitiva derrota. Victoriosos en la guerrilla, los revolucionarios fueron superados en la guerra convencional y, amenazados con el aniquilamiento, debieron partir hacia el santuario norteño y recomponer allí sus filas con nuevos reclutas. El presidente de China, Yang Shangkun; el presidente de la Comisión Asesora del Comité Central, Chen Yun, y otros muchos veteranos de aquella épica retirada, salen del Buró Político y del Comité Central para entregar el relevo a cuadros más jóvenes que puedan con el nuevo desafío: garantizar la feliz conclusión de la apertura económica de Deng Xiaoping y mantener el control, absoluto del partido.No todos los protagonistas de la Larga Marcha caen. El general Liu Hua Qing, presidente de la influyente Comisión Central Militar y participante en aquel esfuerzo histórico, es uno de los citados para integrar el Comité Permanente del Buró Político, máximo órgano de decisión.

El 46,7% de los miembros titulares o suplentes del Comité Central del partido han sido apartados de este organismo, que pasa de 285 a 319 miembros: 189 de pleno derecho y 130 suplentes. Son 150 nuevas caras. La Comisión Central de Asesoramiento, que agrupaba a los cuadros más ancianos y reacios a la apertura de Deng Xiaoping, ha quedado disuelta aunque en la clausura se pidiera respeto y consideración para una generación que se jubila y duda sobre los cambios. Hace cinco años esta Comisión contaba con 200 miembros, pero 40 murieron durante el lustro. En este congreso estaba integrada ahora por 160 miembros, muchos de ellos de pensamiento maoísta y formados en los tiempos en que la apertura económica y la propiedad privada eran impensables.

El XIV Congreso del comunismo chino concluyó con los acordes de la Internacional, pero la mayor parte de sus 1.989 delegados prefirió la partitura del máximo líder y sumarse a una reforma que consigue un crecimiento económico y garantiza la hegemonía del partido. La ceremonia de cierre, efectuada en el Gran Palacio del Pueblo, reunió en su desarrollo toda, la liturgia hueca y retórica, propia de los años sesenta, y los vicios de las celebraciones moscovitas. La hoz y el martillo, grandiosos en tamaño y derroche de purpurina; la banda militar en el palco; el desprecio hacia la prensa extranjera, arrinconada en un pasillo, y las votaciones por unanimidad y a mano alzada recordaron el viejo estilo.

El PCCh conserva en sus formas la rigidez y la ortodoxia de antes, pero los cambios registrados durante su último congreso parecen demostrar una inevitable modernización en sus nuevos responsables. Nada se ha hablado de la apertura política y no hay espacio para, la oposición fuera del partido. Permanecen hombres como el primer ministro, Li Peng, considerado uno de los responsables de la represión militar de Tiananmen, en junio de 1989, y Yiang Zemin, secretario general, ambos estudiantes en la desaparecida URSS y comprometidos con el proceso.

Aumentar el PIB

La edad media del Comité Central es de 56 años, y la meta establecida es asegurar un sostenido aumento del producto interior bruto sin peligrosos rebrotes inflacionarios, la reconversión de las empresas estatales sin excesivos costes sociales y el mantenimiento del orden público para evitar un asalto al Gobierno y tranquilizar a los inversores.

El socialismo chino y el "socialismo de mercado con características chinas" han sido incorporados en los estatutos del Partido Comunista Chino, que lleva a efecto una renovación importante de sus estructuras.

Posteriores análisis sobre la lista de entrantes y salientes, junto a la conferencia de prensa prevista para hoy, permitirán precisar las características de los nuevos componente del Comité Central y el grado de lealtad a la reforma de quienes quedan. Las primeras interpretaciones de los resultados del encuentro partidista parecen indicar que Deng Xiaoping, uno de los últimos protagonistas de la Larga Marcha, ha impuesto sus tesis.

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