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Biocultura 92 acogió a 350 expositores de productos ecológicos para la vida diaria

Manzanas biológicas de Villamanrique de Tajo (Madrid), chocolate artesanal de Lérida, un tratamiento completo de limpieza nasal llegado desde Francia, melones ecológicos de Israel, sillas ergonómicas y futones (camas japonesas) son algunos de los productos estrella de Biocultura 92, la feria de alternativas y calidad de vida que comenzó el jueves y termina hoy en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo de Madrid.

En su octava convocatoria, esta feria ha atraído la participación de 350 expositores -25 de ellos, de fuera de España- La Asociación Vida Sana, organizadora de la muestra, calcula que unas 80.000 personas habrán pasado por Biocultura 92.Ángeles Parra, coordinadora de la feria, señala que lo más importante de la muestra de este año es que "en ella se puede encontrar todo tipo de productos para la vida diaria", aunque reconoce que hay sectores poco representados, como el turismo rural, las energías renovables y la maquinaria para agricultura biológica. "Vamos a trabajar fuerte para que el próximo año estén más presentes".

Lo más abundante en la edición de este año es -de acuerdo con esa ambigua filosofia de lo alternativo que muchos confunden con lo pintoresco- la artesanía andina, la miel de la Alcarria, los quesos de la Alpujarra, frutos secos, mermeladas y membrillos de producción artesanal los remedios vigorizantes como la jalea real y el ginseng -esa raíz coreana con forma de persona humana-, la repostería y panadería integrales.

También los cursillos y sesiones de acupuntura, quirornasaje y "sanación por el color", los ionizadores e imantadores de agua, las pinturas naturales, los productos hechos con papel reciclado, la música étnica y new age, y los libros alternativos.

Entre las principales novedades figuran los detergentes y lavavajillas ecológicos de una firma belga. Entre las sorpresas, el raspador-limpiador de lengua (1.200 pesetas, cromado; 2.000, chapado en oro) y el obsceno utensilio para las duchas nasales -se parece a uno de esos porrones de pueblo que imitan los penes- (1.800 pesetas en plástico, 3.300 en cerámica); el equipo de bricolaje para reciclar papel en casa (4.500 pesetas) y el imantador de agua. La chica que se encarga de la promoción de este último aparato emplea frases muy televisivas: "Yo antes no tomaba agua del grifo, es que ni la probaba. Sin embargo, desde que tengo el inductor magnético, es que no tomo otra cosa".

Carne biológica

Entre lo más interesante, según la opinión de Abel González, presidente de Vida Sana, las frutas y hortalizas: nabos y rábanos de Guadalajara; limones, uvas y pimientos de Valencia; mangos y melones de Israel. Todo a muy buen precio: 125 pesetas un kilo de manzanas, 160 pesetas el de limones, 150 el de calabaza. Abel González aprovecha para anunciar que Vida Sana, una asociación que desde los años setenta viene centrándose en la defensa de la agricultura biológica, está negociando la importación este año de "carne biológica" desde Uruguay, carne de reses que pastan prácticamente a su libre albedrío y sin intervención humana.Ángeles Parra señala que la feria cada vez se va profesionalizando más: "En dos sentidos, cada vez hay más asistencia de personas interesadas en convertirse en representantes y distribuidores de determinados productos, y los expositores son empresas cada vez más profesionalizadas, fuertes y especializadas". Parra también aprovecha; quiere subrayar un importante vuelco en la concepción de los productos biológicos en España. "Mientras que hace 10 años el 90% de estos productos -cítricos, frutas y hortalizas- era exportado, ahora la comercialización nacional ha mejorado, muchos hipermercados ya ofrecen estos productos.

En Biocultura 92 no faltan las licuadoras, ni las rosas del desierto, ni los eslóganes convincentes: "La vida sana empieza con una manzana". Tampoco lo que quizá está resistiendo mejor el paso de los años y que huele desde hace tres décadas a alternativo: el sándalo.

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