Los cincuentones y su relevo
La música de Dylan ha pasado por la guerra de Vietnam, el Watergate, el apartheid en Suráfrica y, por último, la caída del comunismo. Tarareando sus canciones crecieron los cincuentones que el viernes se congregaron en Nueva York. Algunos de ellos conservan sus melenas ancladas hace 30 años y huelen a marihuana, otros se disfrazan de ejecutivos y se echan vaporizador para refrescar el aliento. Todos saben las letras de las canciones de Dylan de memoria.Una nueva generación toma el relevo. El viernes en el Madison Square Garden cientos de jóvenes con camisetas con el emblema de Haz el amor y no la guerra y otros símbolos de los utópicos setenta se mezclaban con los hippies de toda la vida. Los estudiantes están descubriendo a Dylan y coleccionan sus discos con el mismo fervor con el que se dejan crecer el pelo y calzan zuecos con calcetines.
Sin embargo, la llegada de sangre nueva no acaba de complacer a los maduros que el viernes culpaban a los más jóvenes de falta de respeto hacia las ideas anticatólicas de Sinéad O'Connor. "Parece mentira que hayamos tenido que vivir esta vergüenza", decía Susan, de 48 años, "estos chicos no entienden que lo que han hecho va en contra de las ideas por las que siempre ha luchado Dylan: la transigencia y el respeto".
Atrás queda el fracaso de las 5.000 copias del primer disco que Bob Dylan grabó en el año 1962, cuando sólo era un músico que vagabundeaba por las salas de conciertos en la zona del Greenwich Village.
Desde entonces su influencia musical alcanzó tal dimensión como para que los Beatles, David Bowie y The Who le dedicaran canciones. Los artistas que le han cantado va desde los heavy metal Guns and Roses hasta el meloso Sam Cooke.
