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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Continúa la broma que empezó Shakespeare

La comedia de los errores De Willlam Shakespeare.

Intérpretes: Basil Hoskins, David Kilick, Simon Chadwick, Bernard Wright, Desmond Barrit, Neil Caple, .Estelle Koffier, Serena Evans, Raymond Bowers, Alec Bregonzi, Russel Layton, Dlane Langton, Joyce Grant, David Lernkin, Joseph Alessi, DavidVerrey, Nick Carpenter, Lindsay Cooper, Virginia Grainge, Mark Healy, KimIsmay. Diseño: Mark Thompson. Luminotecnia: Clive Morris. Música: Nigel Hess. Movimiento: Lindsay Dolan. Director: lan Judge. Festival de Otoño.

Teatro Albéniz. Madrid, 13 de octubre.

Parecía un montaje de Marsillach y Cytrynowski; con su mezcla de op y de pop -escaqueados, colores planos y enteros, perspectivas-, sus tubos de neón, sus divertidas bromas visuales; y los personajes como payasos.

Hay, claro, diferencias. Tomadas de la tradición británica reciente: el vodevil -las muchísimas puertas, las carreras de los personajes de una a otra-, y el music-hall, evocado en la murga de fondo, en los focos seguidores que dibujan las siluetas en un círculo, y en los monólogos del personaje principal y su aspecto físico y su traje. Y otras razones: la de continuar la broma que empezó William Shakespeare: se estrenó un 28 de diciembre ("on Innocents night", 1594), era una imitación de Plauto -los gemelos-; y la intención del director lan Judge es la de hacer un espectáculo para niños, después de que esta compañía ha hecho muchas veces la, obra por derecho. Que, se monte como se monte, es una farsa, es una obra cómica y de enredo, como su propio título índica.

Actores excelentes

Todo está conseguido. Los actores son excelentes, y el principal, Desmond Barrit, un magnífico figurón.

Los chistes -gags, si se prefiere- funcionan, como las escenas mudas, que algo deben a Mack Sennett; y el público es más bien infantil, y lo acepta con risotadas; mejor, claro, los ingleses presentes, para quienes es más fácil entender un lenguaje no fácil -se conserva, claro, enteramente el texto y la intención de Shakespeare-, dicho por actores que crean tipos también mediante el empleo de una prosodia peculiar, en la que entra una burla de personajes británicos, y de algunos otros que aparecen en caricatura: Dalí, Mae West.

Los aplausos fueron largos y justos y se prolongaron los saludos de toda la compañía.

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