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Un juez decide investigar de dónde salen los Mercedes que se mueven en La Celsa y el Pozo

Un juez de Madrid ha decidido investigar las cuentas bancarias de algunos vecinos del Pozo del Tío Raimundo y de La Celsa (Vallecas) para averiguar si es lícita o no la procedencia de los Mercedes y fajos de billetes que se observan en esos barrios, considerados como centros de venta de droga de la región. La investigación judicial se produce después de que unos 500 vecinos del Pozo denunciaran el pasado martes en los juzgados la opulencia económica que muestran algunos residentes de la zona, de dudoso oficio.

Lo primero que va a hacer el juez Rafael Mozo, titular del Juzgado, de Instrucción número 2 de Madrid, es citar a algunos de los 500 vecinos denunciantes para que identifiquen a los supuestos narcos y expliquen dónde viven, según indicaron ayer fuentes próximas a ese órgano judicial. El magistrado Rafael Mozo declinó comentar esta información.Según los citados medios, la denuncia sobre la que va a investigar el magistrado, abanderada por la asociación de vecinos del Pozo y muy genérica, insiste en la opulencia que muestran determinadas personas de la zona, quienes mantienen un tren de vida que, aparentemente, no se corresponde con sus ingresos. Una vez que los vecinos identifiquen a los presuntos traficantes del barrio, el magistrado encargará a la policía que investigue sus cuentas bancarias.

Medio millar de vecinos del Pozo se presentaron el martes en los juzgados de Madrid, y depositaron una voluminosa, denuncia en la que reflejaban su desesperación e impotencia ante la actuación judicial en delitos, de tráfico de drogas.

Agustín Zamora, presidente de la Asociación de Vecinos del Pozo del Tío Raimundo, expresó ayer sus reticencias sobre la eficacia de identificar a los narcos. Zamora recuerda la campaña emprendida en marzo de 1987 por la Coordinadora de Barrios. La coordinadora presentó entonces al Congreso de los Diputados una lista de 51 puntos de venta de droga en barrios de la periferia madrileña, con pisos y establecimientos comerciales concretos.

"Después del esfuerzo que supuso elaborar aquella lista, todo se quedó en agua de borrajas", señala Zamora.

El Pozo del Tío Raimundo llegó a ser, en la década de los cincuenta, una de las mayores bolsas de chabolismo de Europa, con unos dos mil chamizos construidos al amparo de la noche. En 1979, tras una fuerte presión vecinal en la que destacó la figura del jesuita José María Llanos, comenzaron a construirse las primeras viviendas públicas. Siete años después finalizaba la reforma, del barrio con el realojamiento de las 150 últimas infraviviendas. Desde entonces, sus cerca de diez mil habitantes han luchado por que el bienestar no sólo sea urbanístico. Y en esa batalla se inscriben sus movilizaciones contra la venta de droga, que a menudo ha azotado sus calles.

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Los vecinos del Pozo se han manifestado en numerosas ocasiones contra el tráfico de droga en sus calles y en el cercano poblado chabolista de La Celsa. Desde los movimientos ciudadanos del pasado otoño contra la venta de droga, la vigilancia policial aumentó en tomo a La Celsa. Pero a partir de agosto los traficantes volvieron a frecuentar con asiduidad las calles del Pozo, donde el control policial es menor.

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