Que viene el lobo

Teatro de festival: acciones visuales, historia comprensible universalmente y un lenguaje inventado para huir de la palabra, que no es internacional. Es raro que para el público que no comprende el portugués brasileño se haga un idioma que tampoco comprende, ni nadie; y que ni siquiera es un idioma. Algo se comprende: al saber que la palabra no sirve para nada y que no importa su traducción, el espectador no realiza la tensión de querer comprender, y se dedica sólo a la imagen.En este caso, obtiene poco de ella. A estos creadores no se les ha ocurrido nada que crear. El escenario es bonito, los trajes son divertidos y los colores, agradables. Ya está: se ve, y ya está. Lo que se cuenta es Caperucita roja. Siempre hemos sabido que por debajo del cuento hay una historia sadomasoquista -casi todos los cuentos del siglo pasado, de los que nos seguimos alimentando, lo son- y nadie ha dudado nunca de que entre el Lobo y Caperucita hubo una relación sexual. La compañía Macunaima lo confirma y -otra vez- ya está.

Macunaima: fue una locura la primera vez que vino a España con la obra del mismo nombre, basada en la novela de Mario de Andrade. Ha ido, en este camino, dejando la literatura y yendo hacia la plástica: ha perdido.