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Competitividad industrial y calidad de vida, ejes de la política europea de I+D

La competitividad de las industrias europeas y la calidad de vida de los europeos son los dos ejes conductores del nuevo plan de investigación y desarrollo tecnológico (I+D) que la Comisión Europea propondrá para su aprobación al Consejo de Ministros y al Parlamento. El programa marco para 1994-1998 recibió ayer la luz verde de los 17 comisarios europeos, en clara expresión de la voluntad política de la Comisión de no darse ningún respiro en la construcción europea.

La efectividad del programa de investigación depende de la ratificación del Tratado dé Maastricht y de la aprobación del llamado paquete Delors II o plan presupuestario para los próximos cinco años.

El cuarto plan de I+D aprobado en primera instancia por la Comisión contiene algunas novedades respecto al anterior, vigente todavía hasta finales de 1993. La base jurídica utilizada para su elaboración es el Tratado de Maastricht, en curso de ratificación. Aunque su aprobación por la Comisión es un cierto acto de fe en el futuro del Tratado, el comisario Filipo Maria Pandolfi reconoció que también se ha contemplado la eventualidad de utilizar tan sólo el Tratado de Roma y el Acta única como bases jurídicas.

El principio conductor del programa es la teoría de la subsidiariedad, piedra filosofal de Maastricht y concepto destinado a tranquilizar a daneses y británicos ante las reticencias que suscita el. Tratado. La primera vez que la Comisión aplica el principio de forma explícita no es para sacarse de encima competencias, sino precisamente para reivindicar los campos de investigación que deben ser objeto de una programación comunitaria.

Genoma humano

Según dicho principio, la CE debe ocuparse de los megaproyectos, como es el caso del genoma humano. En segundo lugar, de las tecnologías genéricas, de cuyo desarrollo dependen numerosos sectores industriales. También de las investigaciones vinculadas a la estructuración del Mercado único Europeo, el 1 de enero de 1993, y a la realización de las políticas comunes, como es el caso de la investigación agraria vinculada, a la PAC (Política Agraria Común). Éste es el caso asimismo de la investigación llamada prenormativa, que prepara las bases de conocimiento científico para la fijación de estándares, normas y reglas comunes en productos y actividades de todo tipo.

Finalmente, las actividades en favor de la comunidad científica europea, con la promoción de programas de movilidad de los científicos y de redes de información y documentación.

Los ejes de investigación que se proponen responden a dos grandes objetivos: el aumento de la competitividad internacional de las industrias europeas y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos (salud, lucha contra la exclusión social y seguridad nuclear, entre otros temas). En ambas cuestiones, la Comisión reivindica la dimensión comunitaria de las políticas de investigación y la necesidad de que exista "una coherencia recíproca" las políticas de cada uno de los Estados miembros y la de la Comunidad.

La financiación del programa está pendiente de la aprobación del paquete Delors II, cuyos dos primeros años abarcan todavía el tercer programa de I+D todavía vigente.

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