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Crítica:ÓPERA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un Wagner de primera categoría

La Opera de Dresde, con tres representaciones de El holandés errante en Sevilla, cierra el excepcional desfile de grandes teatros líricos que con motivo de la Expo 92 ha convertido el joven coliseo de La Maestranza en gran escenario operístico mundial. A pesar de la coincidencia con el retorno de Maradona, que tanto preocupaba al mismísimo Wolfgang Wagner, nieto del gran compositor y director artístico de la versión de la obra de Wagner, hubo lleno en1a sala y plenitud de entusiasmo, pues el espectáculo, patrocinado totalmente por Alemania, es de primera categoría absoluta.El holandés errante, primera ópera definitoria del genio wagneriano, es el gran poema de dos misterios: el mar y la pasión humana, centrada en el marinero errabundo, condenado a vagar sobre las aguas, y Senta, la. noruega vigorosa e ingenua fascinada por la vieja balada y su protagonista.

El holandés errante

De Richard Wagner. ópera de Dresde. Director artístico: Wolfgang Wagner. Director musical: Peter Schneider. Sevilla. Teatro de la Maestranza, 28 de septiembre.

Las grandes escenas de mar -toda la introducción, en la que la presencia colectiva envuelve la significativa Canción del timonel y el formidable Recitativo y aria del holandés- y el jubiloso tercer acto encuadran el acto central, en la casa de Daland, en el puerto noruego de Sandwike, de gusto romántico burgués, con el Coro de hilanderas, las tres estrofas de la Balada de Senta, y el dúo amoroso entre ésta y el holandés, precursor, en espíritu, del de Tristán e Isolda, aunque el procedimiento sea tan diverso como el que va de lo diatónico a lo más exacerbadamente cromático y de los temas de referencia a la continuidad de la melodía infinita.

Para la pareja central tuvimos dos valiosas voces wagnerianas: la soprano dramática Sabine Hass, que integra en espléndida unidad lo musical, lo teatral y lo psicológico, y el barítono bajo, o barítono di forza, Ekkerhard Wlaschiha, cuyos medios bellos y potentes inundan la sala al tiempo que el legendario personaje cobra vida fuerte y apasionante. Ambos conocen el difícil triunfo en Bayreuth, la primera en el mismo papel que ha entusiasmado a sevillanos y visitantes y el segundo en el Tristán de Barenboim, en 1986.

Calidad musical

El núcleo dramático y musical de la obra reside en los dos personajes, a cuyo lado el de Erik, que cantó con facilidad en todos los registros el tenor Reiner Goldberg, es la contracara necesaria del holandés; Mary, bien defendida por la mezzo Barbara Bornemann, resulta deudora de Senta.y Daland, asumido por Matthias Hólle con máxima brillantez, y el timonel, que cantó el tenor Urich Ress para ofrecernos con magnificencia y naturalidad su Canción en la introducción de .la obra, se integran en el gran coro de navegantes y humanizan la temible presencia de la mar que da lugar al fabuloso océano vocal e instrumental de Wagner, evidenciado con gran belleza gracias a la calidad del coro de la Staatoper y la orquesta de la Staatkapelle, de Dresde, ciudad en la que nació El holandés errante en los días primeros de 1843.El maestro vienés Peter Schneider, otro habitual en Bayreuth, llevó la ópera con puntual veracidad en todos los aspectos y supo situarla ideológica y expresivamente en línea con el montaje del nieto de Wagner, que data de 1988, acoplado con gran inteligencia a las posibilidades escénicas de La Maestranza. Apareció el último tomo de la bella colección Expo-cátedra, sobre El holandés errante, firmado por Angel Fernández Mayo y Juan Ángel Vela, que, sin duda, tiene lógico origen en las largas notas de programa y versión del libreto que hiciera el primero para la Orquesta Nacional. Más sintéticos, pero igualmente útiles, son los comentarios del crítico sevillano Ramón María Serrer. Las ovaciones duraron muchos minutos y se acrecentaron al aparecer en escena Wolfgang Wagner.

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