Segunda retrospectiva en 10 años
Lo primero que choca de esta convocatoria del excelente pintor cubano Wifredo Lam (Sagua la Grande, 1902-París, 1982) es que repite plaza. En efecto, el 25 de octubre de 1982 -hace ahora, pues, exactamente 10 años- se inauguraba en el Museo Español de Arte Contemporáneo una magna retrospectiva sobre Wifredo Lam, a la que no pudo asistir el propio artista porque había fallecido un mes antes, el 11 de septiembre, en París. Constaba dicha retrospectiva de unas 140 obras, entre óleos y dibujos, seleccionadas entre lo más representativo de su producción, lo que, junto, al hecho de haber sido su comisario José Ayllón, puede dar una idea aproximada de su envergadura a quien entonces no la visitase.Si no existieran otros datos parecidos, sólo éste bastaría para señalar el disparatado desorden que padece la política oficial sobre arte. ¿Cómo, en efecto, es posible que 10 años después se repita en la misma ciudad y por la misma institución una muestra en homenaje al mismo pintor? ¿Cómo es posible que nadie en el Ministerio de Cultura, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) o en el patronato del museo se acuerde de esta muestra tan reciente? ¿Qué es lo que cabe entonces pensar al respecto? Pues la respuesta es muy simple: o bien ninguno de los responsables políticos de Cultura, de la dirección y administración del MNCARS y de su Real Patronato fueron a ver esta muestra del pintor que ahora creen necesario homenajear, o bien sí lo hicieron y consideran, no obstante, que el público español necesita ver dos veces lo mismo cada 10 años y no existen al respecto otras necesidades más urgentes.
Generosidad vital
Dicho lo cual, que es mucho decir, lo que está claro es que el surrealista W. Lam es un maravilloso pintor, pleno de generosa vitalidad, que ejerció, con Matta, una influencia determinante en el naciente expresionismo abstracto americano y, por si fuera poco, tuvo una estrecha, cordial e intensísima relación con nuestro país, al que llegó en 1923 y no abandonó hasta 1938 a causa de la guerra civil, en cuyo bando republicano combatió ni más ni menos que formando parte del mítico Quinto Regimiento de Lista. La exposición actual, la que repite plaza, consta de unas 68 obras, entre óleos y dibujos, como la anterior, seleccionados entre todas las etapas del pintor, aunque en ésta, todo hay que decirlo, la distribución por épocas está más equilibrada, pues abarca todo desde el principio y se detiene en 1970, que es justo el momento de declinación final de Lam.
Se trata, por tanto, de una buena exposición de Lam, pero ¿no hubiera sido mejor que el MNCARS, en vez de repetir el homenaje, hubiera empleado los fondos destinados al efecto a comprar una o varias telas importantes de Lam, que ahora estarían en exhibición permanente en la polémica colección del centro, donde, por cierto, el único cuadro mostrado de este artista es encima un préstamo temporal?
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