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El féretro de Soto Vargas salió a hombros de la Maestranza

Curro Romero apoya un festival a beneficio de la familia del torero

Ramón Soto Vargas, banderillero gitano de Camas (Sevilla), salió ayer a hombros por la puerta del Príncipe de la Maestranza, cuando aún no habían transcurrido 24 horas de que Avioncito, novillo del conde de la Maza, lo corneara de muerte. Soto Vargas, que deja viuda y tres hijos, es el segundo subalterno que este año en el coso sevillano. El 1 de mayo, un toro de Atanasio Fernández mató a Manolo Montoliú.

El cuerpo sin vida de Soto Vargas, al igual que ocurriera unos meses atrás con el de Montoliú, debió ser velado en un cuartucho de la Maestranza, debajo de una escalera, entre cuatro velones y unas cuantas sillas de enea. Familiares y amigos del torero se quejaron ayer de que los caballeros maestrantes, dueños de la plaza, rechazaran la idea de instalar la capilla ardiente en el museo taurino.Ya al mediodía, y después de una misa de cuerpo presente en la capilla de la plaza, el féretro con los restos mortales del torero fue sacado al albero de la Maestranza, donde se le dio una vuelta al ruedo y se abrió en su honor la Puerta del Príncipe. Los taurinos allí reunidos lo despidieron con gritos de "¡torero!" y grandes aplausos. Ya en Camas, donde las peñas taurinas de Paco Camino y Curro Romero habían colocados crespones negros en las banderas, los vecinos transportaron el féretro a pié hasta el cementerio. Allí, el capellán de la Maestranza rezó un responsó y Finito de Triana gritó: "¡Por siempre torero!"

Soto fue cogido por el tercer novillo de la tarde, tras prenderle banderillas. El doctor Ramón Vila, médico de la plaza, consiguió reanimarlo de la cornada, que había penetrado en la cavidad pulmonar, pero un posterior paro cardiaco acabó con la vida del torero.

Nadie en la plaza se había percatado de la gravedad de la cogida. Ni siquiera Soto Vargas le dio importancia hasta que su compañero Juan de Triana, le dijo: "Ramón, estás herido". Fue entonces cuando el banderillero se desplomó y perdió el color de la cara.

La muerte sorprendió a Soto Vargas con 300.000 pesetas en la libreta de ahorros. De ahí que los taurinos presentes en la Maestranza -entre los que se encontraban los diestros Pepe Luis Vázquez, José Antonio Campuzano y Manili- acogieran con satisfacción la iniciativa de Miguel Criado El Potra, veedor de toros de la Casa de Misericordia de Pamplona, de celebrar un festival. "Cualquier día del 12 al 20 de octubre", precisó Curro Romero, apoyado sobre una puerta de madera verde del cementerio. Y añadió: "Lo que hace falta es que todos, ganaderos y figuras, se vuelquen para montar en Sevilla un festival de categoría".

Ramón Soto, que no era fijo en ninguna cuadrilla, había toreado en las últimas temporadas con Romero, quien comentó: "Si no venía más conmigo era porqué él necesitaba el dinero para su casa, y yo toreo poco".

Los subalternos, que abarrotaron el cementerio de San Sebastián, de Camas, sabedores de las dificultades económicas por las que atraviesa la familia Soto, abrieron una cuenta bancaria para ayudarla. El delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Garrido, que acudió a la capilla ardiente, declaró: "Con desgracias como estas, más de uno debería pensarse dos veces las tonterías que dice: el toro no es una cosa de andar por casa donde predomina la mentira".

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