Los tiempos que corren

La época en que me ha tocado vivir no es muy halagüeña, aunque en cuanto a la tecnología haya salido ganando en muchas cosas (pues no me imagino hace tan sólo 50 años sin un electrodoméstico a quien mandar). Pero, sin duda, en lo que salgo perdiendo es en las relaciones humanas.Toda esta reflexión viene al leer las cartas de Max Aub, publicadas en el suplemento Babelia del 5 de septiembre de 1992, entre las que figura una de Dámaso Alonso a Max Aub solicitando apoyo para la candidatura de su amigo Vicente Aleixandre para que en el Nobel "reconocieran sus méritos". Y lo pedía para un amigo suyo que "nunca había tenido un premio". Dámaso Alonso era investigador, poeta, lingüista, enseñó en Harvard y es doctor honoris causa por varias universidades extranjeras, entre ellas las de Cambridge y muchas cosas más. En la era de la mercadotecnia, de las zancadillas y del pisar al otro, no deja de ser un caso de elegancia intelectual y respeto. Y no es que éste sea un caso único. Los gestos de los hombres de la Generación del 27 son conocidos; en el libro Correspondencia (1923-1951) entre Pedro Salinas y Jorge Guillén hay varias cartas de solidaridad y respeto de unos hacia otros para solicitar, por ejemplo, el puesto de profesor en la Universidad de Cambridge y luego más tarde en otras de América.

La amistad entre todos los miembros de la Generación del 27 es algo que contrasta con lo que está sucediendo ahora; triunfar como sea pasando por donde haya que pasar.

Todos eran diferentes, pero formaban una piña. Y las relaciones eran mucho más altruistas, basadas en la amistad y respeto mutuo, como lo demuestra el gesto de Dámaso Alonso.-