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El fantasma de la insurrección militar vuelve a Venezuela

Las posibilidades de un nuevo intento golpista, esta vez cívicomilitar, están cada día más cercanas, a pesar de la reiterada afirmación del presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, y de sus portavoces castrenses de que todo está bajo control y la situación se está normalizando.El fantasma de una insurrección ha vuelto a aparecer tras seis meses de haberse producido la asonada militar de los oficiales paracaidistas de la boina roja, agrupados en el Comacate (Comandantes Mayores y Tenientes), que bajo el mando del teniente coronel Hugo Chaves y con unos 1. 500 efectivos del Ejército trataron de derrocar sin éxito al Gobierno de Pérez en la madrugada del 4 de febrero.

Pese a encontrarse recluido en una cárcel común (penitenciaría de Yares, a 30 kilómetros al sur de Caracas) junto con sus compañeros, a la espera del juicio por rebelión, Chaves y su Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR 200) han registrado un sorprendente crecimiento en las Fuerzas Armadas y entre los estudiantes y asociaciones de vecinos.

En el transcurso de estos seis meses, el presidente Pérez ha cambiado dos veces su Gabinete y ha prometido cambiar de rumbo económico. Paralelamente, el sector civil ha protagonizado una ola de protestas, disturbios y demandas para la dimisión del presidente. Aun cuando las manifestaciones han disminuido en agosto debido a las vacaciones escolares, el descontento popular y la frustración por las promesas incumplidas siguen latentes.

Pero justamente en el periodo vacacional es cuando se prevé que ocurran las cosas. Según los informantes, el objetivo es "derrocar al presidente Pérez con una insurrección cívico-militar en un momento de receso laboral, para evitar un derramamiento de sangre", en vista de que la revocación de su mandato "por la vía política y pacífica, constitucional no ha sido posible".

Plan del alzamiento

El plan del alzamiento, que se ejecutaría antes del 15 de septiembre, contempla acciones armadas simultáneas en las principales ciudades y centros militares del país, con la participación del movimiento estudiantil y organizaciones vecinales de los barrios populares, a quienes se les entregarían armas en los cuarteles.En esta ocasión, el objetivo no es capturar al presidente y someterlo a juicio. Los insurrectos prefieren que se vaya para tener el camino libre. De inmediato, nombrarían una junta patriótica e invitarían a formar parte de ella al ex presidente Rafael Caldera; al gobernador del Zulia, Oswaldo Álvarez Paz; al escritor Arturo Uslar Pietri, como asesor, y al sacerdote Mario Moronta. Tres o seis meses más tarde habría elecciones generales.

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Aparentemente Hugo Chaves estaría dirigiendo la conspiración desde la cárcel de Yares, y saldría en libertad en caso de triunfar el plan. Afirma que cuenta con la simpatía del 80% de los militares.

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