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"Vi al menos 10 asesinatos al día en el campo de Luka"

"Vi por lo menos 10 asesinatos diarios, no había nadie especialmente encargado de hacerlo. Cualquiera venía y asesinaba a un grupo" asegura Behija Romovic, musulmana bosnia de 38 años, que estuvo detenida por los serbios en el campo de prisioneros de Luka, en la localidad de Brcko, al norte de Bosnia, el pasado mes de mayo. Las autoridades serbias niegan la existencia del campo de Luka.Behija Romovic fue detenida el 2 de mayo, y estuvo retenida siete días en Luka. Fue liberada con otros 19 presos a cambio del, cadáver de un dirigente serbio. Durante esa semana vio cómo los guardianes serbios jugaban a peleas de gallos con los prisioneros. "Sacaban a dos prisioneros de los barracones. Yo les veía por la ventana. Los dos hombres tenían que darse puñetazos. Aquel que golpeara _con menos fiereza era asesinado". Los presos morían al ser golpeados con las culatas de los rifles, con botellas, y en una ocasión uno murió mutilado. 'Te cortaron las orejas y la nariz. Después le degollaron", asegura Romovic.

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Behija Romovic vio por última vez a su marido cuando abandonó Luka, ya que él también estaba detenido allí. Desde que salió de Luka no ha tenido noticias de él. Ella se encuentra ahora en un campo de refugiados bosnios en Croacia, y recuerda: "A mí no me pegaron, pero vi cómo golpearon a mi marido".

Los carceleros de Luka, muchos de ellos en estado de ebriedad, obligaban a las prisioneras a contemplar estas atrocidades. A las 12 de la noche las levantaban para que preperaran café, y a los hombres les obligaban a cantar canciones serbias. "Aquel que cantara bajo le sacaban a la calle y le obligaban a correr con un cubo de basura en la cabeza, hasta que caía exhausto", confiesa Behija Romovic. Y añade: "Una vez vi a un hombre que yacía en la carretera con las entrañas fuera".

Behija dibuja un sencillo mapa para situar el lugar donde se acumulaban los cadáveres. "Cuando habían terminado con ellos, se llevaban sus cuerpos y los tiraban al río Sava".

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