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¿Quién es Lorencito Quesada?

Un periodista sin suerte viaja a Madrid para descubrir un misterio

Juan Cruz

¿Quién es Lorencito Quesada? De unos cincuenta años, algo barrigón, tiene el aire juvenil de los rechonchos. Aunque es un dependiente de una tienda de tejidos -El Sistema Métrico- en la localidad de Mágina, al sur de España, es un periodista vocacional al que un suceso mistenoso -han robado la principal imagen de la procesión de su pueblo- le pone en la ruta de Madrid, donde piensa que los ladrones han trasladado su botín. A partir del próximo miércoles, los lectores de EL PAÍS conocerán el desarrollo de esta peripecia, contada por el novelista Antonio Muñoz Molina en 27 capítulos de un folletín que se publicará a diario. La novela se titula Los misterios de Madrid.

Lorencito Quesada es un periodista sin suerte. Amarrado como a un talismán a su magnetófono Sanyo, colabora en el diario local Singladura, que no aprecia excesivamente su trabajo a juzgar por lo que no le pagan. Pero él no se arredra y prosigue el ejercicio de su pasión con la misma religiosidad con que cumple sus obligaciones como miembro de la Adoración Nocturna.El trabajo periodístico de Lorencito Quesada es un conjunto deforme de tópicos y de frases hechas, que él cultiva hasta el punto de convertir ese mal estilo en el estilo propiamente dicho. De este modo, el silencio que se aprecia en un duelo es siempre sepulcral, la frase que se inicia con la expresión "dime con quien andas" acaba diciendo "y échate a dormir" y la famosa "puñalada trapera" se trueca en su habilidad para errar en una "puñalada trasera" que no puede ser sino de Lorencito.

Con ese exiguo bagaje profesional, Lorencito Quesada inicia la gran aventura periodística de su vida: ha desaparecido de su pueblo la imagen más importante de la Semana Santa, sin la cual la procesión tradicional no tendría sentido. Lorencito cree haber descubierto el paradero: la imagen está en Madrid y éI va a aguzar su ingenio profesional para localizarla.

Lorencito Quesada había salido poco de su pueblo, y lo primero que le sorprende al llegar a la capital de España es el tamaño de Madrid. A partir de ahí, convertido en espectador extrañado, se adapta con muchas dificultades a un territorio que le expulsa y donde las costumbres que le alimentaron son ya completamente obsoletas. Para él, el colmo de la vanguardia es la misa con música de guitarras y el pantalón acampanado.

Muñoz Molina no quiere desvelar cómo acaba la peripecia periodística de su paisano, aunque ya tiene esciritas la primera y la última frase del capítulo 27 de la vida madrilefia de Lorencito Quesada, pero sí adelanta que la mala suerte profesional persigue hasta el último instante al periodista de Mágina.

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