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Los niños que escaparon en autobús de Sarajevo llegan a Alemania rodeados de polémica

Los 41 niños de entre seis meses y seis años que hace cuatro días salieron de un orfanato de Sarajevo llegaron finalmente ayer a Zerbst, una ciudad del Estado de Sajonia-Anhalt situado en la antigua Alemania Oriental. Entretanto, anoche se reunió el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a petición de Estados Unidos y decidió exigir que se consienta el acceso de miembros de la Cruz Roja a los campos de detención que se han levantado en Bosnia-Herzegovina para inspeccionar las atrocidades contra los civiles, que las autoridades serbias se han apresurado a desmentir.

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La llegada de los huérfanos de Sarajevo a Alemania ha estado rodeada de polémica, después de que los organizadores del rescate, los diputados democristianos Karsten Knolle y Jurgen Angelbeck, fueran calificados de irresponsables por intentar sacar a los niños a pesar de que no había alto el fuego en la capital bosnia y de que las tropas de la ONU les advirtieran, que no podrían escoltarles.La oposición alemana calificó la iniciativa como un intento de ganar protagonismo y lograr un golpe de efecto que favoreciera al ministro de Asuntos Exteriores alemán, Klaus Kinkel. Kinkel, por su parte, insistía en calificar de "iniciativa en solitario" la empresa de los diputados y aseguraba que éstos habían actuado contra los consejos de su ministerio.

Sin embargo, Angelbeck y Knolle sostuvieron en todo momento que el Ministerio de Asuntos Exteriores conocía y aprobaba la misión de rescate, "con la que, 40 niños se han librado de una muerte segura en una ciudad abrasada por los bombardeos, en la que sin duda habrían muerto mientras tanto 10 o 15 de ellos".

Angelbeck, además, ha criticado la actitud militarista del comandante de las fuerzas de Paz de la ONU, el general Lewis Mackenzie, quien rehusó escoltarles "porque las órdenes de Washington eran: nada de evacuaciones". Mackenzie había comentado que el recorrido que debía seguir el autobús a través del denominado "callejón de los francotiradores" rozaba la negligencia criminal de parte de los organizadores.

Ignorantes de la polémica, los huérfanos concluyeron su cruel odisea en la base militar de la actual CEI situada al norte de Magdeburgo, después de volar tumbados en mantas en el suelo del bimotor ruso. Una vez en tierra, la mayoría fueron rápidamente evacuados a varios hogares infantiles, si bien 12 tuvieron que ser ingresados en hospitales. Dos de ellos necesitaron cuidados intensivos.

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En cuanto a la posible adopción de los niños por familias alemanas, las autoridades de Zerbst han asegurado que tal posibilidad no se contempla en lo acordado con los responsables bosnios, con lo que los niños permanecerán en orfanatos alemanes hasta que concluyan las hostilidades en Bosnia-Herzegovina, después de lo cual podrían volver a Sarajevo. A pesar de la incertidumbre que rodea el futuro de estos niños, Knolle insiste: "Lo que quiero es que tengan por fin la oportunidad de poder sonreír de nuevo".

La violencia militar que reina en Bosnia-Herzegovina ha obligado a interrumpir todas las actividades de las fuerzas de la ONU en el aeropuerto de Sarajevo al menos durante los próximos tres días, según anunció ayer en Nueva York Nadia Younes, portavoz del Secretario General de Naciones Unidas, Butros Gali.

Entretanto prosigue la polémica en torno a los campos de detención y la política de pureza étnica. Estados Unidos solicitó ayer la reunión del Consejo de Seguridad para mantener una ronda de consultas en torno a la situación en los campos de concentración en Bosnia

Herzegovina cuya existencia fue revelada el pasado fin de semana. Tras la reunión el Consejo condenó todas las violaciones de los derechos humanos en Bosnia-Herzegovina y exigió que cualquier información relativa a los denominados campos de detención sea puesta a disposición de las organizaciones humanitarias.

El grueso de las acusaciones de practicar atrocidades recae sobre los serbios, que ayer se apresuraron a denunciar, en una guerra de propaganda paralela a la militar, que 6.000 serbios han sido asesinados en campos de detención controlados por croatas y musulmanes. También negaron que en los campos bajo su control se practique la tortura.

La Cruz Roja dice haber realizado un verdadero "trabajo de hormiga" durante un mes para que sus 60 delegados en Bosnia-Herzegovina hayan podido acceder a nueve campos de prisioneros (seis controlados por croatas, dos por por serbios y uno por musulmanes) en cinco localidades, campos en los que han contabilizado 4.000 internos, más de la mitad de ellos mujeres, ancianos y niños. Los campos están en condiciones "inaceptables" según la Cruz Roja.

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