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El Avión de Combate Europeo será más barato y Alemania participará en su fabricación

"Tendremos un avión de combate europeo, aunque no me atrevo a seguir llamándolo EFA", manifestó ayer el ministro de Defensa español, Julián García Vargas, al término de la reunión que mantuvieron en Madrid los ministros de Defensa de los cuatro países participantes en el desarrollo de un avión militar del que depende el futuro de la aeronáutica europea. La declaración de García Vargas significa el triunfo de la postura conciliadora que han defendido España e Italia ante los otros dos socios en el proyecto: una Alemania dispuesta a abandonarlo si no se abarataba el coste total del programa y un Reino Unido contrario a plantearse un modelo de avión con menos prestaciones.

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El acuerdo alcanzado por los ministros de Defensa de Alemania, Volker Rühe; Reino Unido, Malcolm Rifkind; Italia, Salvo Aldo, y España, Julián García Vargas, significa que el programa EFA (de las siglas en inglés para Avión de Combate Europeo) sigue adelante con la participación de los cuatro socios que lo pusieron en marcha, aunque se prolonga la fase de desarrollo y se retrasa el inicio de la fase de fabricación para tratar de abaratar el proyecto y conseguir que las inversiones repercutan de la manera menos gravosa posible en los presupuestos nacionales.Los jefes de los Estados Mayores de los cuatro países participantes y el comité técnico del consorcio Eurofigther, que agrupa a los principales contratistas, tendrán que determinar antes del 31 de octubre en qué medida es posible rebajar las prestaciones del avión y cómo abaratar en un 30% el coste del proyecto, estimado en unos 50.000 millones de dólares (casi 5 billones de pesetas, al cambio actual).

Después se volverán a reunir los ministros para determinar si definitivamente es viable un avión de combate europeo con la suficiente capacidad militar para sustituir a los aparatos que actualmente emplean las fuerzas aéreas en Europa y competir en el mercado internacional con perspectivas de superar la oferta norteamericana, que se basará en el F-22, todavía en fase de desarrollo.

El pacto alcanzado en Madrid significa que Alemania, Reino Unido, cada uno con una aportación del 33% en el programa; Italia, con un 21 %, y España, con un 13%, someten el proyecto a los cuatro objetivos que ya en septiembre del pasado año el ministro español había considerado básicos para continuar: que se adapte a las circunstancias presupuestarias de las naciones participantes; a las nuevas condiciones de seguridad en Europa y en el resto del mundo, y ayude a potenciar la tecnología y la industria de defensa común en Europa. "El objetivo de alcanzar una política común de defensa acordado en Maastricht, significa también tener una industria militar común, y el proyecto no podía verse truncado ahora", señaló García Vargas.

Enemigo inexistente

Esa misma consideración ha realizado el ministro de defensa alemán, Volker Rühe, quien nada más acceder al puesto el pasado mes de marzo anunció el deseo de su país de poner fin a su participación en el programa por considerar que los gastos para sacarlo adelante eran insostenibles para Alemania y, sobre todo, que no tenía sentido continuar con el desarrollo de un avión cuyo objetivo militar prioritario era hacer frente a la amenaza del desaparecido Pacto de Varsovia.

Sin embargo, lo cierto es que Alemania nunca había expresado formalmente a sus socios en el EFA su intención de retirarse. Ni tan siquiera sugirió que se retiraría de la fase de desarrollo, que se ha cubierto en un 60%-65% y no significa más que un 20% del coste total del proyecto. Alemania siempre insistió en la necesidad de retrasar el inicio de la fase de fabricación, la más costosa, "porque según el contrato inicial, cualquier país podría retirarse de la fase de fabricación, pero habría de seguir pagando el porcentaje que hubiera pactado en la fase de desarrollo", recordó el ministro español.

España, también hizo saber ayer a sus socios que "no iría a la fase de fabricación si el proyecto no se modifica", y en cualquier caso, "se abandonará el proyecto" si una vez terminados los estudios en octubre "se corre el riesgo de obtener un avión excesivamente caro y con menos prestaciones a las que se ofertan en el mercado". En eso se mostraron de acuerdo los cuatro socios europeos, quienes no descartaron. dar entrada a nuevos inversores, ya fuera de la Unión Europea Occidental -el ministro alemán señaló que se estaba analizando una posible participación de Suecia y Francia en la redefinición del avión de combate europeo- o alguno de los países interesados en adquirir aparatos con las prestaciones del EFA, como pudiera muy bien ser Arabia Saudí.

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