Las vanguardias históricas vistas desde Barcelona
Las Vanguardias en Cataluña (1906-1939). Protagonistas. Tendencias. Acontecimientos.La Pedrera. Fundación Caixa de Catalunya. Paseo de Gràcia, 92 Hasta el 30 de septiembre.
Fruto de la colaboración entre Olimpiada Cultural y la Fundación Caixa de Catalunya, y formada por casi 500 piezas, entre obras de arte, documentos, maquetas y fotografías, que ocupan en su totalidad la planta noble de la emblemática Pedrera de Gaudí -edificio éste, propiedad de dicha entidad desde 1986, y espacio, aquél, que a partir de ahora pasará a ser sala de exposiciones de cuantas actividades culturales de alto nivel Caixa de Catalunya dé a conocer en el futuro-, Vanguardias en Cataluña se presenta con varios objetivos. Tomando como hilo conductor, esencialmente, cuantas tendencias, protagonistas y acontecimientos culturales acaecieron en Cataluña entre 1906 -fecha inaugural de la construcción del celebérrimo edificio civil gaudiniano y de la primera sala de exposiciones que abrió aquel pinonero de la actividad vanguardista catalana y, por extensión, española, si consideramos la situación del arte "crítico" en el resto de nuestro estado, que fue Josep Dalmau-, la muestra se organiza en torno a 24 apartados.Apartados temáticos que el "triunvirato" comisarial -Corredor-Matheos, Giralt-Miracle y Molas- opta por contemplar, y titular, en ocasiones, en base a la importancia más o menos aislada de alguno de los protagonistas, con independencia de su nacionalidad (Picasso en Catalunya;, Dalmau, difusor de la Vanguardia; Picabia; Gargallo; Miró; Foix; Van der Rohe y el neoplasticismo; Dalí; Gon zález; Calder), o bien en función de cuantas actividades artísticas se desarrollaron en Cataluña en torno a las más cono cidas revistas (desde Troços, de Junoy, hasta A. C. Documentos de Actividad Contemporánea), asociaciones (de A. D. L. A. N., Amigos del Arte Nuevo, hasta el G. A. T . P. A. C, Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para, el Progreso de la Arquitectura. Contemporánea) o, incluso, lugares geográficos de la época, (Tossa de Mar, o, aquí no incluido, Cadaqués).
Vanguardias en Catalunya es, como naturalmente cabe deducir, un proyecto ambicioso y complejo, tanto por la enorme envergadura del proyecto como por la propia naturaleza, del estado, confuso y difuso, heteróclito y ortodoxo en algunos momentos, de las artes en la España del momento.
Y buena prueba de cuanto de reto el proyecto atesoraba con anterioridad a su plasmación fáctica, como, incluso, de cuanto de reto aún a profundizar o trabar en numerosos aspectos que aún pueden ser leídos como formas de un "estado de pre-consciencia" vanguardista y que, quizás, sólo un mayor decurso temporal acabará por situar, separar o hermanar, cual componentes freudianos, en la psicología profunda de la historia- es, ya, el asunto de las fechas escogidas.
Un asunto que, más allá de su banal consideración como caballo de batalla para la disquisición erudita debe servir para la reflexión artística en lo que atañe a la desvinculación, o a la vinculación, entre sucesos aislados e historia, entre prehistoria y "oficialidad" histórica.
Mucho se sabe, por ejemplo, y en esto la coincidencia es generalizada, del arte español de vanguardia con posterioridad a 1918, fecha tenida por indudable al respecto como inaugural de nuestra contemporánea actividad artística -y le ahorro al lector los numerosos datos que entre los estudiosos se manejan-, mientras que con anterioridad a la misma la cuestión de los puntos de partida ha sido, es y será (tal vez afortunadamente) objeto de discrepancias. Ello explica las numerosas lagunas, o vacíos, que, en lo artístico, entre ambas fechas existen frente al rítmico y gradual encadenamiento de sucesos existentes entre 1918 y los años de la Guerra Civil.
Aquí se ha optado por el coincidente dato de la existencia de una misma fecha para la gestación de un singular edificio -lo cual, y es totalmente lícito ante las carencias aludidas, venía de perlas a los organizadores- y una no menos singular galería, como se podía haber tomado el año 1909 -aparición del primer manifiesto futurista de Marinetti en la revista Prometeo-, o 1912, año de la primera exposición de arte cubista en la Galería Dalmau, etcétera. En cualquier caso, y más allá de estas apreciaciones, fútiles si se desea, estamos ante una muestra memorable, plagada de joyas de costosísima cesión -evito citarlas por problemas de espacio y para eludir una improcedente confrontación o jerarquización- y, no menos, ante un ingente esfuerzo de dedicación especializada que ha dado sus frutos en un maravilloso catálogo comoYo no sé si el sacrificado esfuerzo de los atletas olímpicos colmará los apetitos de nuestros visitantes, pero de lo que no albergo duda alguna es de lo recomendable de la visita a esta sacrificada muestra por los esfuerzos que ha supuesto, como modelo de colmación de numerosos y variopintos apetitos artísticos.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.