Un convoy de la ONU llega a la zona mas castigada de Sarajevo con 150 toneladas de alimentos
ENVIADO ESPECIALUn convoy de la ONU penetró ayer, por primera vez desde el comienzo de la guerra, en el distrito de Dobrinja, en Sarajevo, para entregar una partida de 150 toneladas de ayuda alimentaria a sus habitantes. Se trata de la zona más castigada por los combates. La cantidad transportada apenas supone medio kilogramo de productos básicos -aceite, azúcar, sal, carne y pescado envasados- para cada una de las 30.000 personas que se hallan sitiadas en la zona .La descarga del material se desarrolló si9n problemas , ya que hubo un alto el fuego durante unas horas .
La operación había sido suspendida el sábado por razones de seguridad. Finalmente, las fuerzas serbias y bosnias se comprometieron a respetar un cese el fuego desde las 7 de la mañana a las 12 del mediodía del domingo, lo que permitió que 12 camiones, escoltados por vehículos militares de las Fuerzas de Protección de la ONU (Unprofor), descargaran esta primera partida que permitirá cubrir las necesidades más perentorias de los habitantes de Dobrinja durante cuatro o cinco días.Tras descargar los camiones, los miembros de la ONU abandonaron Dobrinja, dejando a cargo de personal local la distribución de la ayuda. No hay garantías de que dicha fase de la operación funcione sin problemas. Es más que probable que los combates en Dobrinja se reanuden de inmediato y, por otra parte, es muy reducido el número de civiles que participarán en las labores de distribución. Del buen desarrollo del reparto de la ayuda, sin embargo, depende en buena medida la llegada de nuevos convoyes.
La ofensiva militar serbia a gran escala contra la región de Gorazde, mientras tanto, continúa con la intervención de dos brigadas mecanizadas, seis baterías de artillería y seis divisiones que se dirigen a la zona desde Serbia y Montenegro. Los jefes militares serbios parecen decididos a ocupar Gorazde a cualquier precio. Saben que constituye el último obstáculo para culminar su ocupación de toda la franja oriental de Bosnia-Herzegovina.
Ante la envergadura del ataque y el peligro de una matanza, el presidente bosnio, Alla Izetbegovic, ha pedido al secretario general de la ONU una reunión urgente del Consejo de Seguridad. Su ministro de Defensa, Jerko Doko, ha dirigido una carta al jefe del Pentágono, Richard Cheney, en la que reitera la petición de una intervención militar en Bosnia-Herzegovina.
Las autoridades de Sarajevo parecen convencidas de que una acción militar extranjera sólo será posible "si EE UU encuentra la vía de llevarla a cabo", según explicó ayer a este periódico Hajrudin Somun, asesor de la Presidencia para Asuntos Exteriores, a su regreso de la conferencia de Helsinki. "El mecanismo de intervención es muy lento. Washington debe llegar a un acuerdo con los organismos regionales europeos y, posteriormente, conseguir la luz verde del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que implica convencer a Rusia y China", añadió.
"El mundo teme una intervención militar por la complejidad de la situación en Bosnia-Herzegovina", prosigue, "pero nosotros nunca hemos pedido una intervención clásica, sino la retirada del armamento pesado serbio y su puesta bajo control internacional o su destrucción". El asesor del presidente bosnio dejó bien claro que la negociación con la autoproclamada "república serbia de Bosnia-Herzegovina" de Radovan Karadzic es un camino cerrado. "La única posibilidad de negociar es a través de reuniones separadas con Lord Carrington", dice.
Sin acuerdo, el futuro que dibuja Hajrudin Somun es "una guerra de guerrillas muy larga que puede costar 100.000 vidas más". En su opinión, Croacia no es un aliado con el que pueda contar la república de Bosnia-erzegovina. "Los croatas tienen ambiciones territoriales similares a las de los serbios. Si quisieran ayudarnos ya lo podrían haber hecho. En cambio, se dedican a ocupar nuevos territorios. Nos ayudan en la medida que combaten contra el Ejército serbio. Tan sólo en el norte de Bosnia ha habido una buena colaboración entre nuestras unidades y las fuerzas croatas".
Somun desconfía de las buenas palabras dirigidas por el presidente croata, Franjo Tudjman, a Izetbegovic en favor de la unidad de Bosnia-Herzegovina, y teme los intentos de repartirse esta república entre Zagreb y Belgrado.
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