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Reportaje:

España participa por primera vez en la campaña mundial de investigación de los océanos

Para estudiar el océano global, que ocupa las tres cuartas partes del planeta, sus propiedades físicas y químicas y sus interrelaciones con la atmósfera, los oceanógrafos de medio centenar de países decidieron hace 10 años unir sus esfuerzos en el Experimento de Circulación del Océano del Mundo (WOCE, en sus siglas inglesas) y en 1990, buques de diferente bandera empezaron a cruzar las aguas marinas para analizarlas desde la superficie hasta el fondo. El próximo 14 de julio partirá de Cádiz, a bordo del buque oceanográfico Hespérides, la primera expedición española que se une a este esfuerzo internacional.

Una gota de agua marina que se calienta en el Atlántico, en el Ecuador, sube hacia el Norte por la superficie oceánica. En las costas de Islandia y Groenlandia, por efecto de la evaporación y el enfriamiento, el agua aumenta de densidad, se hunde y recorre el Atlántico por el fondo hasta la Antártida. En este recorrido emplea unos 300 años. En el continente del Polo Sur, junto a las corrientes de la zona, el agua en tra en el índico y el Pacífico y sube hacia el norte. Allí las aguas frías profundas afloran a la su perficie e inician el regreso hacia el Atlántico rodeando África. Con esta circulación, las corrientes oceánicas redistribuyen por el planeta la energía solar que ab sorbe el agua. Su función en el clima es determinante.

El caudal de este río submarino es en el Atlántico de 20 millones de metros cúbicos de agua por segundo, lo que equivale a 20 veces el caudal de todos los ríos del mundo o a toda la lluvia que cae en la Tierra. Uno de los lugares estratégicos de este cinturón de las corrientes oceánicas es el meridiano subtropical de 24 grados de latitud norte, entre Canarias y Florida (EE UU). Por esa línea, 26 oceanógrafos realizarán este verano la primera campaña española de WOCE, que ha definido 70 líneas marinas de interés prioritario para entender el funcionamiento del mar y relacionarlo con los mecanismos climáticos.

Aumento de temperatura,

"Elegimos esta sección por varios motivos: en ella parece que es máximo el transporte neto de calor, es decir, la diferencia de calor entre las aguas más cálidas de las capas superiores que van hacia el Norte y las aguas más frías que en las capas profundas descienden hacia el Sur", explica el jefe de la expedición, Gregorio Parrilla, del Instituto Español de Oceanografía (IEO). "Además, esta misma línea se ha estudiado ya en dos ocasiones, en 1957 y en 1981, y en la segunda ocasión se detectó un ligero aumento de temperatura en las capas profundas, pero no se sabe si la variación se debe a un cambio climático o a la propia variabilidad del océano", continúa.

Durante 40 días, la expedición española recorrerá 3.400 millas náuticas (6.300 kilómetros) en línea recta, desde Canarias a Miami. "Cada 30 millas pararemos el Hespérides y echaremos al agua el équipo de medida, que tardará hasta cuatro horas en llegar a profundidades máximas de 6.000 metros en el Atlántico", comenta Parrilla. El aparato de sondeo es un conjunto de instrumentos que van midiendo la profundidad, salinidad y temperatura. "Nos da 33 medidas por segundo y por el cable nos llega la señal a los ordenadores del buque", dice el jefe de la expedición.

Además, el aparato lleva 24 botellas de 10 litros que se van cerrando a distintas profundidades, de forma que cuando los investigadores suben el equipo tiene muestras de agua, cuya composición se analiza en los laboratorios de a bordo.

"Calculamos hacer diariamente tres o cuatro veces la misma operación, tanto de día como de noche", señala Gregorio Parrilla. "Entre Canarias y Miami son en total 118 estaciones", puntualiza José García Braun, químico del IEO en Canarias.

Antonio Cruzado, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, se ocupará durante la campaña de analizar los nutrientes en las muestras extraídas del mar. "Mediremos en toda la columna de agua el contenido de fosfatos, nitratos y silicatos, que son fundamentales para determinar la fertilidad de las aguas, es decir, la capacidad para crear algas, plancton... materia viva, en la cadena de alimentos hasta los animales", explica. "Y sirven también para determinar el movimiento de las masas de agua por los océanos".

La influencia humana

García Braun se ocupará de los pigmentos y de la clorofila en el agua. "Es la. forma más rápida y fácil de medir la cantidad de fitoplancton, que se encuentra en los primeros 150 o 200 metros de agua, es decir, en la zona iluminada", afirma.

"Se analizarán también los contenidos de tritio, freón y hello, trazadores químicos muy interesantes porque son producidos por el hombre -el tritio en las explosiones atómicas y el freón en los clorofluorocarbonos (CFC)-", continúa diciendo Parrilla. "Como sabemos cuándo se emitieron a la atmósfera y entraron en el agua, su contenido en las muestras nos indica cuánto tiempo ha transcurrido desde que esas aguas estuvieron en la superficie", explica Parrilla. De estos análisis se ocuparán los especialistas estadounidenses.

Otros oceanógrafos investigarán el contenido de metales en el agua a lo largo de la línea. En la campaña, idéntica por los experimentos a cualquier otra de WOCE, participan seis expertos estadounidenses de la prestigiosa Wood Hole Oceanographic Institution y de la Universidad de Miami.

"Medir el océano es difícil, complicado y caro, no hay suficientes datos sobre él. Es un punto débil de los modelos climáticos", concluye el jefe de la expedición. "Sin embargo, está totalmente demostrado que tiene tanta importancia en el clima como la atmósfera".

20 veces el ecuador

Las líneas trazadas por WOCE en el globo terráqueo, más de un centenar, teniendo en cuenta que varias de las 70 definidas hay que recorrerlas varias veces para estudiar la variabilidad estacional, suman un total de 700.000 millas náuticas, lo que equivale a 20 veces la circunferencia del ecuador. A lo largo de esas líneas se bajarán hasta el fondo los analizadores 20.000 veces. Las operaciones se prolongarán hasta 1997. Tanto por su cobertura global como por la cantidad, calidad y variedad de mediciones, este programa internacional será el más intenso jamás realizado. "Todos los datos que se obtengan darán trabajo para dos o tres generaciones de oceanógrafós", dice Parrilla.A pesar de todo ese gran esfuerzo científico, parecen muy pocas catas de agua en el océano. "En el mar existen, por ejemplo, poquísimas medidas directas de precipitación y evaporación, porque en tierra se puede colocar un recipiente que mide la lluvia, pero en el mar se balancea y las medidas serían deficientes; lo mismo sucede con una placa para medir la radiación solar", dice Parrilla. De extensas zonas oceánicas, además, no hay apenas información porque están apartadas de las rutas de los buques comerciales, que suelen tomar datos.

La autonomía de un barco

Las técnicas de análisis del buque español durante esta campaña serán las mismas que las de cualquier otra expedición WOCE, que además exige un nivel de calidad de los datos a los que todos los investigadores tienen que someterse. "Cuando acabemos nuestra línea enviaremos los resultados a un centro que valorará la excelencia de los mismos", dice el jefe de la misión, Gregorio Parrilla.El químico José García Braun comenta, por su parte, que esta campana exige calibrar los experimentos de una forma especialmente minuciosa. Durante dos años, cada grupo investigador tiene derecho exclusivo de utilización de la información científica que haya estado recogiendo; después pasa a ser de dominio público.

Pero WOCE (Experimento de Circulación del Océano del Mundo) no financia las campañas. "La sección que vamos a hacer con el Hespérides, sin contar el buque, cuesta 200 millones de pesetas y está financiada por el Instituto Español de Oceanografía y la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, más una aportación por parte estadounidense.

"La ventaja de utilizar el Hespérides - del Plan Nacional de I+ D- en este caso es su autonomía, porque en esta línea que vamos a trabajar no hay ninguna escala posible, ni una isla, y que en él pueden ir los 26 científicos de la expedición", comenta Parrilla, que insiste en la importancia de la colaboración internacional y dentro de cada país para la oceanografía.

Parrilla explica finalmente que lo interesante de estudiar el mar radica en tres factores: primero, tarda mucho en calentarse y en enfriarse, actuando como amortiguador del clima; segundo, las corrientes marinas, como los vientos atmosféricos distribuyen el calor por el globo terrestre, y, por último, el océano parece ser, además, un importante sumidero de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero cuyo posible incremento en la atmósfera podría estar provocando un calentamiento del clima.

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