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Entrevista:

"Toda persona que viva una situación excepcional puede ser un héroe"

En Patriot games, que se proyectará en las pantallas, europeas el próximo otoño, Harrison Ford vuelve a encarnar al hombre que despierta confianza desde que entra en escena -nadie puede impedirlo, es una cuestión de físico-, y que, a lo largo de una hora y media, va a demostrar -eso ya depende de los guionistas- que esa confianza está bien depositada.En Patriot games, Harrison Ford comienza salvando de un atentado de terroristas irlandeses a primo de la reina de Inglaterra, y continúa luchando hasta el final por su propia vida y la de su mujer y su hija.

En el camino, Ford, o mejor dicho, Jack Ryan, el personaje que encarna, volverá a trabajar para una CIA dotada de métodos terroríficos y ultramodemos de investigación y acción. Pero al final, como en cualquier buena vieja película norteamericana, será el olfato, la astucia y los puños del protagonista los que, en el último minuto, salvarán la situación. La película, dicho sea de paso, es lineal -el espectador adivina todo lo que va a pasar- y maniquea- los malos, los terroristas, son malísimos; los buenos, Ford-Ryan y la CIA, simpatiquísimos.

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Violencia

"A mí", dice Ford, "no me gusta hacer declaraciones políticas y, des ' de luego, no quiere pronunciarme sobre el conflicto entre irlandeses e ingleses. Patriot games es una película sobre la violencia, una película contra la violencia. Pero acepto, por supuesto, que la CIA me gusta que el IRA. Y dicho esto, tengo que precisarle que no creo que esta. película sea una glorificación de la CIA. Sólo refleja el poder de esta organización y todos sabíamos ya que la CIA es muy poderosa".

A Harrison Ford, criticado por muchos de sus admiradores liberales por su participación en esta película, le inquieta que su anterior comentario pueda parecer demasiado favorable a los servicios secretos norteamericanos. Al fin y al cabo, él fue objetor de conciencia en la guerra del Vietnam. Por eso añade: "No me siento responsable (le todas las actividades, algunas muy dudosas, que ha hecho la CIA en los últimos veinte años. Yo sólo interpreto a un hombre que trabaja para la CIA. Eso es todo".

Ford, de 50 años, casado dos veces y con tres hijos en total, protege celosamente su jardín privado. Cuando termine la promoción de esta película se irá a su casa de las montañas de Wyoming, que levantó con sus propias manos hace ocho años. Y es que este hombre, que comenzó trabajando en Hollywood como carpintero, es un genio del bricolaje.

"La imagen preferida de mi infancia", explica, "son los bosques y las montañas. En Wyoming soy feliz, disfruto de lo que, para mi, es el placer más grande de la vida: ir donde quiero sin que me persigan. Es curioso que uno tenga que emplear el éxito y el dinero conseguido en una dura vida de trabajo en recuperar su vida privada, su libertad personal". Dicho esto, Ford precisa que él y su familia van de vez en cuando a California, tierra natal de su esposa, y a Nueva York, "por los cines, museos y restaurantes".

Hace años, Ford declaró a Rosa Montero que recupera energía cuando tiene algo contra lo que luchar. ¿Tiene ahora algún problema que afrontar, alguna causa por la que combatir? "Las cosas me van muy bien en el terreno privado y profesional", responde, "pero no creo que este mundo sea ideal. Yo estoy muy preocupado por los temas de medio ambiente y derechos humanos. Hago lo que puedo por esas causas, pero no me gusta hablar de ellos en público. Mi profesión es la de actor y la de otros es hablar de esos problemas".

Una vez más, Ford dice que no cree en los héroes. Y añade que admira a poca gente a nivel individual, pero que a nivel colectivo siente "un gran respeto" por los profesores, los sacerdotes y los médicos. "Lo importante hoy", afirma, "es que la gente exprese emociones positivas y creo que el trabajo de profesores, sacerdotes y médicos es conseguir que exprese esas emociones, recordamos a todos el elemento de la humanidad común".

Insolidaridad

El "aislamiento, la atomización, la falta de solidaridad" le parecen la gran tara de nuestro tiempo. De ahí su vigorosa defensa de los valores familiares. "La. gente", afirma el actor estadounidense, "debería dedicar más tiempo y energía a sus familias. La familia tiene para mí más valor que los sentimientos patrióticos o religiosos".

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