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FERIA DE ALICANTE Pobre 'animalet'

Los dos primeros torillos del encierro eran de una presencia tan escurrida y de una endeblez tan supina, que algunos espectadores exclamaron durante su lidia, o lo que fuera aquello: ¡Pobre animalet! La misma cantinela se escuchó en el sexto de la tarde aunque a este le tapaban sus veletas perchas, tan sospechosas de afeitado como los anteriores. Este animalet aguantó el tipo y no se cayó. El que no lo aguantó fue César Rincón.El ministro del Interior, José Luis Corcuera, que asistió al festejo, hasta precisamente ese sexto pudo comprobar en sus mismas narices la descarada mochez pitonesca que su ley -la taurina, no la de seguridad- teóricamente prohibe. Del dicho al hecho, ya se sabe cuán largo trecho media.

Toril / Manzanares, Ojeda, Rincón

Cinco toros de El Toril (uno fue rechazado en el reconocimiento) y otro -2º, - de La Cardenilla: desiguales en el juego y presencia, sospechosos de pitones y cómodos de cabeza, excepto el 6º. José Mari Manzanares: silencio; más palmas que pitos. Paco Ojeda: oreja; ovación con algunos pitos. César Rincón: ovación; silencio. Plaza de Alicante, 22 de junio. Segunda corrida de la Feria de San Juan. Casi lleno.

José Mari Manzanares y Paco Ojeda se produjeron de bien distinta forma ante la birria de sus animalets primeros. El alicantino no pudo festonear como deseaban sus paisanos, porque el animalet hocicaba lastimosa y continuamente la arena. Manzanares le largó varios unipases enmendando terrenos, y le avió con rapidez. Sin embargo, para Ojeda el nobilísimo y derrengado segundo era la tonta del bote idónea para aplicar su toreo de parón. Al moribundo le pegó un amasijo de pases entre vueltas y revueltas en sus costadillos y que alegraron al cotarro antes de atizarle un horroroso bajonazo.

Lo malo, para César Rincón, del mencionado sexto era que en su mansedumbre sacó casta, y el colombiano, un remedo desde 1991, no le echó el arrojo y ánimo necesario para hacerle frente, y superó a Ojeda en la infamia del bajonazo. Su pátina de lidia a distancia y con abolengo del año pasado, la sacó a relucir Rincón a ráfagas en el tercero, manejable, y que fue de menos a más mientras que la faena del coletudo iba de más a menos.

Manzanares aplicó verónicas estéticas y de pasito atrás al bravo cuarto. Se le vio decidido a triunfar y en eso estaba con la pañosa, siempre en la derecha, cuando recibió un palotazo de una banderilla y cortó en seco. Ojeda se peleó porfión con el manso y peligroso quinto hasta la saciedad.

Saludaron tras colocar excelentes pares de banderillas Juan Montiel y Monaguillo de Colombia, ambos de la cuadrilla de Rincón.

El Cordobés, mal en México

Por otra parte, el novillero español Manuel Díaz El Cordobés tuvo el domingo una mala actuación en la plaza México, de la capital de aquel país, aunque dio una vuelta al ruedo, informa Efe. Alternó con los mexicanos Federico Pizarro y Alfredo Delgado.Con buena entrada se lidiaron ocho novillos (dos, de regalo) de la ganadería de El Olivo, muy jovencitos, terciados y débiles. Pizarro tuvo silencio y pitos en su lote. Delgado, silencio, dos avisos y palmas en el novillo que regaló. Puso en práctica suertes en desuso, como la de Don Tancredo y el salto de la garrocha, que fueron acogidas con división de opiniones.

El Cordobés, deslucido y atropellado en los dos novillos de su lote, tuvo silencio y pitos, respectivamente. Regaló otro sobrero y cuajó sólo dos estupendos derechazos, porque lo demás fue un trasteo salpicado de excentricidades. Mató de estocada defectuosa y se le pidió la oreja, pero en la vuelta al ruedo escuchó protestas. La autoridad le multó con 300 dólares por proteger a un aficionado que se había tirado al ruedo.

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