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Se derrumba la muralla renacentista de Urbino por falta de presupuesto

La ciudad de Rafael esperaba 1.600 millones desde 1989

La muralla de Urbino, la patria chica de Raffaello di Sanzio y una de las principales joyas renacentistas del mundo, se vino parcialmente abajo en la mañana del pasado miércoles bajo el impacto de una fuerte lluvia que hizo rodar las piedras por un terraplén pronunciado. El Ayuntamiento de la localidad que fue plaza fuerte de los duques de Montefeltro había denunciado con insistencia las precarias condiciones de la villa, pero el dinero para las obras de mantenimiento no había llegado.

El agujero que se ha abierto en la muralla tiene unos 10 metros de longitud y, salvo por su proximidad a las dos torres del palacio ducal, decorado con frescos de Rafael, no representa en sí mismo un amenaza para el conjunto histórico de Urbino. Las murallas que circundan la ciudad se extienden a lo largo de tres kilómetros y fueron construidas en su mayor parte durante el siglo XVI. El trozo que se ha derrumbado data, en cambio, del XVII.Pero el accidente del miércoles sí constituye una alarma para la seguridad de la ciudad monumental, como se han apresurado a subrayar sus responsables. Hace sólo un mes, las autoridades de Urbino habían alzado la voz por este mismo tema, con ocasión de un congreso europeo sobre ciudades amuralladas que se celebró en su recinto.

Un estudio realizado en 1988 permitió identificar más de ocho puntos con peligro de derrumbamiento en la muralla de Urbino, tres de ellos especialmente graves. Como consecuencia, la junta municipal presentó al Ministerio de Bienes Culturales italiano un proyecto de emergencia con un presupuesto de 20.000 millones de liras (unos 1.620 millones de pesetas), cantidad tan modesta que representa, por ejemplo, una parte mínima del déficit que acumulan anualmente los teatros de ópera subvencionados. Pero ese dinero nunca llegó a Urbino.

"También buscamos ayuda internacional. Fuimos a Bruselas a hablar con el Consejo Europeo, donde nos prometieron enviar una comisión de expertos, pero la responsabilidad financiera era de la comisión, que no ha llegado a dar un paso", ha explicado el teniente alcalde de Urbino, Mario Fortini.

Como sus vecinos occidentales de Pisa, los habitantes de esta localidad centro-oriental de Italia han tenido que recurrir por ello con frecuencia al juego de "el lobo, el lobo", sin conseguir evitar un desastre que tal vez ayude a resolver su futuro.

El derrumbamiento del pasado miércoles no causó víctimas, ya que, afortunadamente, pudo ser previsto con horas de anticipación porque la grieta abierta en la muralla adquiría proporciones alarmantes. De madrugada fue cortado él tráfico en la zona amenazada. El muro arrastró en su caída parte de la carretera, por lo que ahora es necesario realizar grandes rodeos para llegar al centro histórico. Los más afectados son los 16.000 estudiantes de la Universidad de Urbino, que han tenido que adelantar los despertadores para presentarse a la hora habitual en clase.

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