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GOLPE A LA UNIÓN EUROPEA

Un grupo de 70 'tories' pide que el Reino Unido se replantee su posición en la CE

Enric González

El no de Dinamarca puede poner en peligro la siempre precaria paz interna del Partido Conservador británico. Un grupo de 70 parlamentarios tories presentó ayer, al calor del rechazo danés a Maastricht, una moción en la que se reclamaba un replanteamiento de la posición del Reino Unido respecto a la Comunidad Europea (CE). La moción era lo bastante moderada e inconcreta como para recibir el apoyo de numerosos diputados ajenos al grupo de 20 o 30 euroescépticos auténticos.

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Su importancia no radicaba en lo que se pedía, sino en cómo se pedía (con una referencia al "mercado común", en terminología estrictamente thatcherista) y en cuánta gente lo pedía (casi un cuarto del grupo conservador en la Cámara de los Comunes)."Urgimos al Gobierno", decía la moción, "a usar la decisión de posponer los trámites de la legislación sobre las Comunidades Europeas como oportunidad para replantear el futuro desarrollo de la CE y para concentrar sus esfuerzos, en particular, en la prioridad de la presidencia británica de extender las fronteras de la CE y crear un mercado común realmente competitivo". El texto no descubría nada especial, y no contradecía los planes expuestos hace un par de semanas por el primer ministro, John Major.

La aparición del documento, a partir de una simple petición de firmas colgada en una pared de -los Comunes por el euroescéptico Michael Spicer, bastó para inquietar a un Gobierno que en menos de cuatro semanas asumirá la presidencia rotatoria de una Comunidad que se bambolea.

El gabinete se reunió en Downing Street para "estudiar la situación creada por el referéndum de Dinamarca", según la información oficial. Pero John Major no pretendía tanto estudiar la situación'.' (el ministro de Exteriores, Douglas Hurd, era el que realmente lo hacía en la reunión de Oslo) como ordenar a sus ministros que cerraran filas y se prepararan para tiempos difíciles.

Major encajó el no danés con una rotunda declaración de apoyo a los acuerdos de Maastricht, efectuada el miércoles ante el Parlamento. Pero en su entorno se extiende la impresión de que el futuro de la Comunidad es muy incierto. La consigna es ahora capear el temporal y salvar de Maastricht lo que se pueda.

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Una rebaja en los objetivos comunitarios y un alargamiento de los plazos para conseguirlos encajaría, por otra parte, con las creencias personales de John Major y de la mayoría de los tories. El primer ministro no sentiría ninguna frustración, por tanto, si la CE tuviera que hacer una discreta marcha atrás respecto a la unión política y económica. De hecho, ello haría que los demás países se situaran al nivel del Reino Unido, que en Maastricht se negó a aceptar el Capítulo Social y consiguió que se reconociera su opción a abandonar el proyecto de unión monetaria.

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