Una cumbre abortada
La necesidad de dar una señal política a favor de la prioridad de la construcción europea llevó a la presidencia portuguesa a plantear en, la noche del miércoles pasado la necesidad de celebrar una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno comunitarios el domingo en Bruselas. Ayer, sin embargo, la Secretaría del Consejo de Ministros de la Comunidad Europea (CE) recibió la orden de esperar el resultado de la reunión de Oslo antes de iniciar cualquier preparativo.Fuentes de la presidencia portuguesa manifestaron ayer que su planteamiento de cumbre era simplemente un sondeo, aunque, al parecer, las dificultades prácticas planteadas por algunos países aconsejaron actuar con más prudencia que la dictada en el momento caliente de la crisis provocada por el resultado del referéndum celebrado el pasado martes en Dinamarca.
Sin embargo, la representación española en Bruselas daba por prácticamente hecha la convocatoria de una cumbre extraordinaria, reducida a una breve sesión de trabajo, a la que asistirían los jefes de Estado y dé Gobierno, los ministros de Exteriores y los representantes permanentes en Bruselas.
Evitar la alarma
Pero ni el Reino Unido, ni Bélgica, ni Jacques Delors, presidente de la Comisión Europea, estaban de acuerdo en convocar la reunión extraordinaria. Los argumentos hay que buscarlos en evitar dar una sensación de alarma o de acoso a los daneses.
Felipe González contaba ya, al parecer, con tener que retrasar al lunes su prevista viaje a Bolivia. El objetivo de la cumbre era redactar un comunicado solemne con el que reafirmar que Maastricht es la prioridad de la CE. La mayoría suscribe ahora la tesis de que, mientras la CE no esté consolidada por dentro, no debe aventurarse a dar entrada a nuevos socios.
Las alternativas en estudio ayer eran que, como primera reacción, acaso sea suficiente la reafirmación en Oslo del compromiso de la construcción europea, prioridad para los Doce, y que la cumbre extraordinaria podría retrasarse unos días o bastaría con adelantar la cumbre de Lisboa prevista para los próximos 26 y 27 de junio.
"A pesar de todas las alternativas jurídicas en estudio, se impone esperar a ver qué solución pueden ofrecer los daneses", manifestaron ayer fuentes comunitarias.
Según un responsable de la Secretaría del Consejo de Ministros de la CE, "la crisis es gordísima y nos encontramos en un callejón sin salida".
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