Surgen dudas en Alemania acerca del diseño de Maastricht
El no de Dinamarca parece haber roto el tabú que en Alemania impedía a la clase política cualquier postura mínimamente crítica con respecto al proceso de construcción europea. Mientras el Gobierno aparentaba ayer una falsa impasibilidad, ejemplificada por la rapidez con que reaccionó el canciller Helmut Kohl anunciando que la ratificación seguiría su curso sin alteraciones, la opinión pública abría de par en par las puertas a sus dudas sobre la Europa diseñada en Maastricht, retomaba el temor a la pérdida del marco alemán y en la oposición socialdemócrata (SPD) han salido voces aisladas que piden la celebración de un referéndum sobre la unión europea, aún a sabiendas que la Constitución no contempla tal posibilidad.El secretario del grupo parlamentario del SPD, Peter Struck, declaró, después de una reunión en el Bundestag de la comisión sobre la Comunidad Europea, que "no se ha producido en Alemania un verdadero debate público sobre la integración europea " y afirmó que está a favor de una consulta popular sobre los Tratados de Maastricht.
Para el ciudadano medio la razón es esencialmente económica, Una encuesta telefónica realizada por la segunda cadena de televisión el pasado miércoles, mostró que un 80% de los alemanes hubieran votado no en un referendum como el danés. Otra encuesta -con mayor fiabilidad- del Instituto Wickert mostraba dos días antes que un 75% de los alemanes piensan que su país no puede permitirse la unidad europea hasta que no haya resuelto el problema financiero de la unificación.
Pero los argumentos varían. Para el SPD la clave hay que buscarla en el déficit democrático de la unión europea tal y como fue pactada el pasado diciembre, por lo que habría que potenciar al Parlamento Europeo. "La gente tiene razón en temer- a este coloso de Comunidad Europea", dijo ayer el vicepresidente del grupo parlamentario socialdemócrata Peter Conradi, "nadie puede votar contra el Gobierno de la CE".
El temor, sin embargo, es que la reapertura de un debate sobre el Tratado de Maastricht no sirva para profundizar en su déficit democrático, sino para abrir la puerta a los temidos demonios del nacionalismo. El canciller Kohl Clontestó ayer de esta manera a la antigua primera ministra británica Margaret Thatcher: "Su irrazonable crítica de la integración europea sirve a aquellas fuerzas que en Alemania quieren propagar el nacionalismo de la vieja escuela".
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