"Muchos escritores crearon lugares imaginarios para no desengañarse"
Pregunta. ¿Cómo surgió la idea de escribir un diccionario tan exhaustivo?Respuesta. Todo empezó en los años setenta, cuando Gianni y yo trabajábamos para el editor Franco Maria Ricci en Milán y hablábamos a menudo de literatura fantástica. Años después fui a vivir a Londres y allí, en 1977, me visitó Gianni. Acababa de leer La ciudad vampiro, de Paul Féval, y me dijo que sería divertido hacer una guía de esa ciudad, con indicaciones de dónde hospedarse, dónde comer, etcétera. Hicimos alguna otra guía de ciudad imaginaria para divertirnos y aquella misma noche hicimos una lista de más o menos 100 lugares imaginarios. Escribir el libro nos llevó tres o cuatro años.
P. ¿Hay alguna relación entre lugares imaginarios y la buena literatura?
R. La literatura no necesita ser buena para crear lugares imaginarios. Un escritor malo puede producir lugares muy divertidos.
P. ¿Cuáles son para usted los libros clave para los lugares imaginarios?
R. Yo diría que son dos: Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, y Robinson Crusoe, de Daniel Defoe. Ellos crearon cantidad de imitadores y hubo colecciones enteras sobre este tema.
P. ¿Cuál es el más curioso de los lugares?
R. Hay una utopía feminista de Charlotte Perkins GilIman que crea un lugar que se llama Dellas. En ese país todos los habitantes son mujeres y la novela empieza con la llegada de unos hombres a ese país y, al ver que no hay hombres, opinan que no puede ser un lugar civilizado.
P. Borges y Calvino son quizá los autores del catálogo de más elevado nivel literario, de entre los de este siglo.
R. Borges no inventó propiamente lugares imaginarios, sino que elaboró escenografías imaginarias en sus cuentos. Calvino, en cambio, sí lo hizo. Las ciudades invisibles es un catálogo que merece estar por la calidad de la invención junto a las obras de Plinio el Viejo o de sir John Mandeville. Aunque se dice que todas las ciudades del libro son Venecia, Calvino es el mejor inventor de lugares imaginarios de ahora.
P. Los mundos de pesadilla, como el de Lovecraft, tienen una buena representación en la guía.
R. De alguna manera, esos mundos son más interesantes que los placenteros, que acaban siendo bastante aburridos. A mí me gusta mucho un lugar que inventó Dostoievski, que era una enorme habitación blanca habitada por una araña del tamaño de un hombre. Creo que los mundos imaginarios tienen un peso muy grande en la imaginación, como lo prueban los muchos seguidores que hay de Lovecraft. Es más, creo que seguiremos buscando la Atlántida por el resto de la humanidad ...
P. Tolkien, como Verne, viajó poco. Parece ser un elemento común entre los creadores de lugares imaginarios.
R. Stevenson decía que viajar era el arte del desengaño y creo que muchos escritores, para no desengañarse, inventaron su propio lugar. La mayor parte de lugares imaginarios fueron inventados por la literatura anglosajona.
Babelia
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