La venganza del 'caIcetín' de Tapies
La UIMP elige el boceto de la polémica escultura para el cartel de sus cursos de verano
Mientras el Patronato del Museo de Arte de Cataluña (MNAC) sigue sin resolver qué hacer con el polémico calcetín de Antoni Tápies, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) ha decidido darle un espaldarazo: lo ha elegido para ilustrar los carteles de sus cursos de verano 1992. Y no es una decisión gratuita ni inocente. "Queremos mostrar nuestro apoyo al calcetín ", afirmó ayer el rector de la UIMP, Ernest Lluch. Para Tápies, esta promoción de su escultura en toda España, no es una ironía. "Lo de la escultura del calcetín es un asunto que tengo ya olvidado", dijo. Y agregó: "Quizá sea Lluch quien pretende ironizar sobre el tema". Tápies cobra tres millones de pesetas por su trabajo.
El Patronato del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) encargó a Tápies una escultura para su instalación en el salón oval del barcelonés Palau Nacional, sede del museo. El proyecto presentado, una maqueta de 18 centímetros de altura a escala 1 / 100 de un calcetín de 18 metros de altura con un interior accesible al público, puso en marcha en enero pasado una enorme polémica, con cruce de acusaciones, puntualizaciones y desmentidos entre las distintas administraciones representa das en el patronato del MNAC (Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona). La polémica, en la que ha intervenido vivamente la opinión pública, ha llevado al Patronato del Museo de Arte de Cataluña al colapso: las partes implicadas no se ponen de acuerdo en qué hacer con el calcetín.
Miles de calcetines
La venganza involuntaria del unas veces vilipendiado y otras admirado calcetín llega de la mano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo: los carteles con el boceto del polémico calcetín, especialmente rediseñado para la UIMP por Tápies, adornarán las ocho sedes de la universidad y miles de ellos se distribuirán por toda España. "Me lo pidieron así; concretamente el señor Lluch vino a verme y me solicitó una reproducción de una de las maquetas del calcetín, pues su intención era que apareciera eso en el cartel. Yo preferí hacer un boceto nuevo de la maqueta, para no repetirme", explica Tápies.
Ernest Lluch se muestra beligerante a favor del calcetín: "Que hayamos pedido el cartel a Tapies se justifica, sobre todo, por la polémica desatada en contra. Quiénes encargaron a Tápies la escultura ya sabían a quién la pedían. El calcetín, como la silla o la pirámide, es uno de los siete u ocho símbolos recurrentes de Tápies. Además el Museo de Arte de Cataluña, con su colección de románico, es uno de los más importantes y al mismo tiempo rnenos visitados de Cataluña. El calcetín atraería, sin duda, más visitantes".
El trabajo de Tápies se inscribe en la tradición de la UIMP de encargar el diseño de los carteles de sus cursos de verano a prestigiosos pintores españoles, como Saura, Úrculo, Arroyo, Pérez Villalta o Mompó. El acuerdo con el pintor catalán es, además, el inicio de una colaboración entre la UIMP y la Fundación Tápies, que se plasmará próximamente en un convenio, que incluirá una serie de conferencias de artistas plásticos que reflexionen sobre cultura y ciencia.
El rector de la Menéndez Pelayo explicó ayer que del cartel con el calcetín se ha hecho una serie de 100 litografías que se distribuirán "por meritocracia" entre los más destacados colaboradores de la UIMP. Tápies ha cobrado tres millones de pesetas por su trabajo, "no demasiado", según Lluch.
Muchos novios
Antoni Tápies señaló ayer que al calcetín, que tanta controversia provoca en Cataluña, le "le han salido muchos novios", y avanzó que "un museo de Estados Unidos y otro de Alemania" le han pedido la escultura. El pintor no quiso concretar de qué museos se trata, aunque indicó que en el caso del museo alemán, la petición del calcetín "está en conexión con otro encargo de gran envergadura". La UIMP ha hecho públicos los candidatos para el VI Premio Internacional Menéndez y Pelayo, propuestos por diversas instituciones españolas e iberoamericanas: los escritores Ernesto Sábato, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, y los filólogos Francisco Rodríguez Adrados y Ángel J. Battistessa.
Babelia
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