La reventa duplicó el precio de las entradas

El estadio Vicente Calderón y sus alrededores fueron sitiados, desde la mañana, por los seguidores del grupo británico. Sesenta mil personas que, tras pagar las 3.800 pesetas de entrada, se fundieron progresivamente con la fauna que rodea todos los recitales multitudinarios. El martes la reventa llegó a las 20.000 pesetas. Ayer se inició en 7.000 pesetas, y fue subiendo hasta la hora del concierto.

"¡Concierto de Dire Straits y sauna por el mismo precio... No, si al final las entradas no van a resultar tan caras como pensábamos!". Mario y su novia llegaron al estadio Vicente Calderón a las 12.30 y dos horas después aún conservan cierto sentido del humor. "No queremos que nos pase como con Prince", recuerdan, "que llegamos sólo dos horas antes, cogimos un sitio que era una full y tuvimos que imaginarnos que el que estaba en el escenario era el Prince. Esta vez no queremos imos sin ver la cara del Knopfler".

Las puertas del estadio Vicente Calderón comenzaron a recibir gente, según la Policía Municipal, a las doce de la mañana. Pero la caravana de peregrinos no comenzó a rodar de forma continuada hasta las dos de la tarde.

A partir de entonces, decenas de personas comenzaron a emerger a bocanadas de la boca de metro de Pirámides, cargados con bolsas y macutos repletos de alimentos. Enfilaban con paso decidido el paseo de las Acacias, bordeaban la glorieta de Pirámides y recorrían los 200 metros del paseo de los Melancólicos que les separaban del Vicente Calderón.