Los monólogos de grandes figuras del teatro se caen de la programación de la Expo
El ciclo había previsto actuaciones de Lauren Bacall, Vanessa Redgrave y Peter O'Toole
Entre los espectáculos que han caído de la programación de la Expo de Sevilla figuran "las perlitas", como los llama el director del teatro Lope de Vega, José Luis Castro, que es el escenario que debía acogerlos. Esas "perlitas" son básicamente monólogos interpretados por grandes figuras del teatro: Lauren Bacall, Peter Ustinov, Peter O'Toole, Vanessa Redgrave, María Casares, Núria Espert, Vittorio Gassman, Fernando Fernán-Gómez, Dario Fo...
Son lo que el Festival de las Artes de Barcelona anuncia como "Una nit amb..." ("Una noche con... "), y en cuya programación se cuentan Albert Finney, Glenda Jackson, Núria Espert, Josep Maria Flotats, Max von Sydow, Margaretta Krook, Paul Newman, Joanne Woodward..., si bien algunos están aún por confirmar.Las "perlitas" cayeron de la programación el 17 de diciembre del pasado año (pese a ello, Ronda, la revista de la compañía Iberia, las mantiene en su número de abril, así como alguna que otra publicación sevillana), y cayeron porque los contratos con algunos artistas que habían dado su conformidad (Bacall, O'Toole, Ustinov y Fo, entre otros) no estaban ultimados, si bien el presidente de la Sociedad Estatal Expo 92, Jacinto Pellón, había asegurado que se mantendría la programación, que los contratos podían esperar. Las "perlitas", todo el paquete, venían a suponer un desembolso de unos 90 millones (menos de lo que le cuesta a la Expo el Don Quijote de Scaparro) y hubiesen resultado una excelente publicidad para la Expo, amén de atraer un montón de público: ¿se imaginan a la Bacall contando, interpretando en un escenario, durante hora y media, sus relaciones con su marido, Humphrey Bogart?
La Inquisición
Entre las "perlitas" figuraba el estreno en España del último espectáculo-monólogo de Dario Fo: Johan Padan a la descoverta de le Americhe, que el italiano presentó en Bari hará un par de meses. En un principio, Fo quería reponer en Sevilla su espectáculo Isabella, tre caravelle e un cacciballe, que data de 1963, pero el director del Lope de Vega le dijo que tenía que ser algo nuevo. Y así se llegó al Johan Padan..., que tiene un punto de arranque similar al de Isabella...: en ambas el protagonista es un condenado a muerte por la Inquisición.
La nueva obra de Fo es infinitamente menos bestia, menos corrosiva, políticamente hablando, que su Isabella..., a pesar del tufillo que despiden las inquisitoriales hogueras sevillanas donde "bruciano tranquilli" cuatro herejes. Según el artista italiano, su nuevo espectáculo "ha sido censurado en Sevilla", tal y como dijo en una rueda de prensa, en Bari.
Al parecer, la Inquisición de la Expo no quiere saber nada con el señor Fo. Y por si acaso, porque, quién sabe, aún podría recuperarse alguna que otra "perlita" perdida, el mismísimo Dario Fo le ha hecho saber a Maurizzio Scaparro, asesor teatral de la Expo, que su Johan Padan "no es para Sevilla; es demasiado crítico con los españoles y el Descubrimiento".
Uno se pregunta si esa repentina "problemática" relación del gran Dario Fo con la Inquisición de la Expo no obedece al secreto deseo, secreto a voces, del artista de crear una cierta expectación en torno a su nuevo espectáculo, para cuando éste aterrice en España. Podría ser. Pero por el momento su Johan Padan no asoma por ninguna parte (ya asomará, ya): sólo el Grec 92 anuncia para julio (del 7 al 12) la actuación de Dario Fo con Isabella, tre caravelle e un cacciballe.
A vueltas con la Inquisición y el teatro, y siempre dentro del marco de la Expo sevillana, otro de los espectáculos que han caído o, mejor, que no han entrado en la programación es Yo tengo un tío en América (véase EL PAÍS de 22 de noviembre de 1991), de Boadella / Joglars. Boadella dice, por aquello de los "problemas", entre comillas, tan golosos, que a su espectáculo se le ha "vetado en la Expo". Suponemos que por las mismas razones que no se ha vetado jamás el de Fo. Lo que sí es cierto es que los responsables de la programación de la Expo decidieron prescindir del espectáculo de Boadella, en cierto modo coproducirlo, porque ya venía suficientemente untado por Madrid (Quinto Centenario) y Barcelona (Festival de Tardor / Las Artes). Fue, en mi opinión, un error: Boadella debía estar en la Expo: como Comediants, La Cuadra, El Lliure, La Fura dels Baus... La Expo no les vetó; lo que hizo fue pasarle el mochuelo al Lope de Vega, que adujo que el espectáculo no cuadraba con su programación clásica.
Total, que Yo tengo un tío en América no irá a la Expo, pero sí irá a Sevilla, al Lope de Vega, teatro municipal, del 2 al 12 de julio. Con lo cual resulta que el espectáculo saldrá más que beneficiado. Primo: porque el espectáculo se verá más veces que las normalmente programadas en el Lope de Vega o en el Central, por la Expo. Secundo: porque Boadella, con su "nos han vetado", y con la esperada reconversión de Alfonso Riera Gallar, director que fue del departamento de programación de espectáculos de la Expo, en el funcionario Alfonso Riera, protagonista (el papel lo interpretaba un miembro de Els Joglars) del capítulo El reprimido, dentro del inquisitorial espacio con que La 2 obsequia al bufón de Pujol; gracias a esa Inquisición supuestamente sufrida por Boadella, pero con qué gusto repartida al funcionario de la Expo por el taimado y temible joglar, Yo tengo un tío en América va a convertirse en uno de los espectáculos más apetecibles de Sevilla, durante la Expo, pero fuera de la Expo.
Dario Fo no quiere ir a Sevilla, a la Expo, pero parece dispuesto a utilizar la "censura" de la Expo, para ocupar España. Boadella quiere ir a Sevilla, va a ir a Sevilla, pero no a la Expo, donde le "ha vetado" al parecer "el reprimido" Alfonso Riera funcionario. Boadella usará de esa "problemática" publicidad con júbilo muy parecido al de Fo. Sólo falta saber qué harán los concejales de Rojas Marcos, y los del PP, cuando vean aparecer a Boadella y su circo en el Lope de Vega: ¿Se subirán al carro del inquisidor o será él quien les suba?
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