Ex miembros de la Contra y el Ejército forman un frente común en Nicaragua

Representantes de unos 4.000 alzados en armas de la desaparecida Contra y del Ejército de Nicaragua, que han mantenido casi paralizado el acceso a la región occidental del país, se reunieron ayer con líderes del Frente Sandinista y con una delegación del Gobierno para tratar de encontrar una respuesta a sus demandas de tierras y créditos bancarios.

Los llamados revueltos, un frente unido de presión integrado desde hace dos semanas por ex contras (recontras) y ex miembros del Ejército Popular Sandinista (recompas), mantienen ocupadas varias fincas privadas en el norte de Nicaragua.

El Ejército sandinista, que hace días envió un par de tanques a la zona del conflicto, logró despejar el acceso a las ciudades norteñas de Matagalpa y Jinotega. Por primera vez desde que la presidenta, Violeta Chamorro, ganó las elecciones, hace dos años, el Ejército sandinista y los rebeldes armados se enfrentan directamente. Dos recontras murieron ayer en un enfrentamiento con efectivos del Ejército sandinista en San José de Bocay.

Según Kaluma, un ex oficial del Ejército y ahora miembro del consejo de comandantes de los revueltos, éstos ya no pertenecen ni al Ejército ni a la Contra. "Somos todos campesinos, (...) con quienes el Gobierno no cumple con lo esencial: la tierra", aseguró Kaluma. Sus demandas incluyen la adquisición de tierras y el acceso a créditos bancarios, que fueron parte de los acuerdos firmados el 16 de enero de 1992, cuando los miembros de la resistencia acordaron desarmarse.

Los revueltos reclaman más de 100 haciendas, de las cuales cuatro ya han sido tomadas y están en disputa. Una de ellas pertenece a una agrupación sindical sandinista, la Asociación de Trabajadores del Campo, y otra es propiedad del Ejército sandinista.