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"Estar libre de explotación sexual ha de ser recogido como derecho fundamental"

Tras 25 años en primera línea del feminismo radical norteamericano, Kathleen Barry ha vuelto al bullicio de la actualidad porque su organización, la Coalición contra el Tráfico de Mujeres, está trabajando con la Unesco para que las Naciones Unidas incluyan entre los derechos fundamentales de la persona el de estar libres de la explotación sexual. A partir de ahí, pide al mundo que se penalice la prostitución y la pornografía.

La Coalición contra el Tráfico de Mujeres y la Unesco han publicado recientemente un informe para llamar la atención sobre la magnitud del negocio carnal en el mundo. Aquí, algunos: "Decenas de miles de mujeres filipinas son vendidas como prostitutas, a menudo cuando son niñas, para la gratificación de los soldados norteamericanos estacionados en la base naval de la bahía de Subi". "Grupos de hombres de negocio procedentes de Japón y Europa viajan diariamente a Corea del Sur y Tailandia en vacaciones de sexo, organizadas por agencias como la alemana Rosie Travel, que edita folletos con textos como éste: "Nada falta en este exótico país. Especialmente en lo que se refiere a mujeres... Usted puede reservar un viaje a Tailandia con eróticos placeres incluidos en el precio". "En EE UU, alrededor de 12 millones de mujeres han sido objeto de incesto en su infancia".Kathleen Barry, socióloga en la Universidad de Pensilvania, autora de un libro clásico del movimiento feminista, La esclavitud sexual de la mujer, y directora de la organización, no se anda con rodeos: "La última fase en el desarrollo histórico del modelo patriarcal, de dominación masculina, es la sexualización de la mujer". Su teoría feminista radical explica que, una vez que la familia y el matrimonio no bastan para ejercer un control total sobre la mujer, porque ésta trabaja fuera de casa y consigue cierta independencia, el hombre necesita encontrar algún mecanismo que le permita seguir ejerciendo esa dominación. ¿Cuál es? Reducir, con la ayuda de los medios de comunicación social, la identidad de la mujer a algo puramente sexual, sin otra realidad social. "La reproducción forzada, la negación del derecho libre a abortar no son sino una continuación de esa reducción de la mujer a un cuerpo con sexo".

Un derecho fundamental

Kathleen Barry, que estuvo la pasada semana en Madrid para participar en un curso organizado por el Instituto de Investigaciones Feministas, critica que no haya un instrumento internacional para luchar contra este tipo de abusos. Por eso, la Coalición contra el Tráfico de Mujeres ha elaborado junto con la Unesco una serie de propuestas dirigidas a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para que se recoja explícitamente como un derecho fundamental de la persona el estar libre de la explotación sexual.

"La prostitución y la pornografía son los exponentes públi cos de esa nueva forma de dominación, contribuyen a mantener a la mujer como un ser de segun da clase y, por tanto, hay que acabar con ellas", concluye Barry. "No sólo la violación es un delito". De ahí que no quiera saber nada de las distinciones que ciertas feministas hacen últi mamente para defender la pros titución libremente elegida. De la misma forma, Barry opina que la pornografía atenta contra los de rechos fundamentales de la persona y deben promulgarse leyes que la penalicen.

Conoce el riesgo de que la derecha recoja sus propuestas, nacidas de una postura y con unos objetivos completamente distintos, pero no puede ocultar su satisfacción cuando cuenta que en Canadá una reciente sentencia de los tribunales ha señalado que la pornografía efectivamente atenta contra los derechos de la persona, que degrada y humilla a la mujer.

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