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El ministro de Justicia, Klaus Kínkel, se hará con la cartera alemana de Asuntos Exteriores

JOSÉ. M. MARTí FONT El Gobierno del canciller Helmut Kohl se tambaleaba ayer después del golpe que ha supuesto la renuncia de su ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Hans-Dietrich Genscher, tras 18 años en el cargo. Su sucesor, sin embargo, no será Irmgard Schätzer, como había propuesto la cúpula del Partido Liberal (FDP), sino el actual ministro de Justicia, Klaus Kinkel, que, sorprendentemente, fue elegido ayer por el grupo parlamentario liberal. Los socialcristianos bávaros (CSU), que completan la coalición gobernante en Bonn, fueron los grandes perdedores en una jornada rica en intrigas

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Pronto resignados a que el Ministerio de Exteriores permaneciera en manos del FDP, los líderes de la CSU disputaron agriamente el puesto de vicecanciller que también ostentaba Genscher, y que exigía el ministro de Hacienda, Theo Waigel.Pero los liberales, sin cuya presencia el Gobierno perdería la mayoría en el Bundestag, baza de la que carecen los socialcristianos bávaros, han conseguido mantener en su poder todos los cargos que ya tenían. Finalmente, parece que la vicepresidencia del Gobierno se la llevará el ministro de Economía, Jürgen Moellemann. Una situación un tanto complicada, ya que, sobre el papel, nadie discute la preeminencia de la cartera de Hacienda sobre la de Economía.

La gran sorpresa, sin embargo, ha sido la revuelta del grupo parlamentario liberal, que escogió a Kinkel por 63 votos contra 25. Las críticas a la elección de Schwätzer empezaron a sonar desde el primer momento, y se centraban esencialmente en su escasa estatura política.

Los nombres que siempre se habían barajado en la eventualidad de tener que sustituir a Genscher eran los de Kinkel y Moellemann. El problema, parece ser, era que Kinkel es un recién llegado al partido, y, aparentemente, el presidente del FDP, el conde Otto Lambsdorff, se opuso a una carrera tan fulgurante, forzando la candidatura de Schwätzer.

Cinco horas de debate

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No contaba, sin embargo, con que los diputados liberales, tras cinco horas de debates e indignados por no haber sido tenidos en cuenta en la solución de la crisis, rechazaran la candidata propuesta por la cúpula y escogieran a Kinkel, haciéndose eco además de una opinión generalizada que ya hacía chistes sobre cuándo se produciría la dimisión de Schwätzer. "Algo así no ha sucedido muy a menudo en los últimos 40 años", concedía Lambsdorff.

La dimisión de Genscher es la tercera baja en el Gabinete en las últimas tres semanas, y para la mayoría de observadores, incluso para los más cercanos ideológicamente al canciller, es la mejor señal de la profunda crisis que afecta al Gobierno de coalición salido de las elecciones de diciembre de 1990, cuya popularidad y capacidad de acción está bajo mínimos, como pone en evidencia su total paralización ante la huelga de los servicios públicos que ayer, en su segundo día, afectó grandemente a la propia Bonn.

"Lo que estamos viendo puede ser el principio del fin del Gobierno de Kohl", decía el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Hans-Ulrich Klose. Pero si la opinión de los líderes de la oposición puede ser tildada de partidista, no lo es tanto la del conservador Die WeIt, defensor acérrimo del canciller y que ayer llegaba a la conclusión de que Genscher, "con su fino olfato, siente la llegada de una gran coalición entre democristianos y socialdemócratas para salir de la crisis, y, consecuentemente, ha salido del Gobierno cuando su reputación todavía está en lo más alto".

Tensión en la coalición

La solución de la crisis ha intensificado las tensiones dentro de la coalición. Tanto Kinkel como Moellemann son hombres de talante liberal que a menudo chocan con el atávico conservadurismo de la CSU, que ya ha dado las primeras indicaciones de que no se conforma con la derrota. El ministro del Interior de Baviera, Edmund Stoiber, pidió a Kohl una remodelación total del Gobierno. "Creo que el canciller no debe ir a unas elecciones con este Gabinete, a menos que realmente no esté interesado en ganarlas".

Genscher, sin embargo, negó rotundamente que hubiera abandonado a Kohl en "momentos dificiles". El todavía ministro ya que no deja su puesto hasta el próximo 17 de mayo dijo que había asegurado a Kohl "que le sigo apoyando, a él y a todo el Gobierno, y voy a dedicarme a las tareas que aún no han sido completadas".

Para Hans-Dietrich Genscher, que negó que deseara obtener otro cargo público, la principal tarea es "conseguir la unidad interna de Alemania", para la que se cree especialmente dotado dada su procedencia de la ex República Democrática Alemana (RDA).

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