Un peso pesado sin carné del partido
Si no se produce una nueva rectificación cosa improbable, ya que a la sombra de Genscher y Lambsdorff no han crecido demasiados políticos de peso en el Partido Liberal (FDP)-, el jefe de la diplomacia alemana a partir del próximo 17 de mayo será un hombre que se afilió al partido hace poco más de un año, en febrero de 1991, poco después de ser nombrado ministro de Justicia.
Klaus Kinkel, un católico de 55 años, abogado de profesión, casado y con cuatro hijos, se las arregló para servir en cargos de gran importancia en el Gobierno sin militar en ningún partido desde que en 1970 el propio Genscher se lo trajo consigo al Ministerio del Interior, cuando era canciller el socialdemócrata Willy Brandt.
El que es ahora la indiscutible estrella emergente del partido liberal siguió a su maestro cuando éste se trasladó, en 1974, al Ministerio de Exteriores, ocupando cargos de relevancia y labrándose fama de discreto, hábil y gran trabajador. Unos atributos que, en 1979, le convirtieron en el primer civil que dirigía el Bundesnachrichtendienst (BND), los servicios de información del Gobierno de la República Federal de Alemania. Es, por tanto, un hombre, que ha vivido a fondo la guerra fría. En 1982, ya con Helmut Kohl como canciller, pasó a ser el número dos del Ministerio de Justicia, cargo en el que permaneció hasta ser nombrado ministro.
Dentro del partido representa el ala más progresista. Incluso en temas conflictivos, como el de la Fracción del Ejército Rojo, la antigua banda Baader-Meinhof, ha propuesto la negociación, y muy recientemente se ha mostrado partidario de que se les conceda a los terroristas encarcelados la libertad provisional. En otro sentido, ha sido el hombre que más ha presionado para que, Erich Honecker abandone su refugio en la Embajada de Chile en Moscú y vuelva a Alemania para ser juzgado o el que procesó al superespía Markus Wolf.
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