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Entrevista:

La estrella del Sur

Antonio Banderas se muere de la risa por la broma de Billy Cristal quien, en la ceremonia de entrega de los óscar, le calificó como "el chico más sexy del mundo".Pregunta. ¿Cómo se convirtió en el primer español que entregó un Oscar?

Respuesta. Primero, porque les gusté. Y segundo, porque este año hubo muchas críticas porque no habían incluido ningún representante hispano. Y ten en cuenta que detrás de la cámara hay miles de hispanos que trabajan en Estados Unidos. Sólo en Mambo king's hay 15.

P. ¿Qué tal le acogieron sus colegas de Hollywood?

R. Me sentí muy arropado por ellos. Spike Lee, Richard Gere... muchos, vinieron a saludarme. Algo así como "OK, la puerta está abierta, vamos a ver qué nos das".

P. ¿Quién le puso el lazo rojo que simbolizaba la lucha contra el sida?

R. Te vas a reír de cómo fue todo. Yo tenía una tipa que permanecía todo el rato a mi lado para avisarme de cuándo tenía que salir y esas cosas. El caso es que me llaman, me meten detrás del escenario, y allí se me acercan tres agentes del FBI, pero no sabes, tres tipos guapísimos, rubios, de película. Y me explican que, pase lo que pase -porque yo salía con Sharon Stone de pareja, la actriz de Instintos básicos, película que desató las iras y amenazas de la comunidad gay-, que yo no me corte, que recite mis frases, porque tienen a seis policías en la boca del escenario para impedir que nadie.irrumpa, y que, ocurra lo que ocurra en la sala, no me preocupe, porque las cámaras no lo captarán y ha sido cortado el sinido de los micrófonos.

P. ¿Y el lazo?

R. Pues ahí está la cosa, que uno de los del FBI se lo saca del bolsillo y me dice que me lo tengo que poner, y yo en ese momento no sabía ni para qué era. Pero estaba claro que era una medida apaciguadora de cara a los colectivos homosexuales.

P. Así que hemos pasado de aquella especie de casto José en La corte del faraón al chico más sexy del mundo.

R. Bueno, yo creo que era más sexy aquel curita, tenía más morbo.

P. En Los reyes del mambo,quien está verdaderamente sexy es su hermano, César Castillo, interpretado por Armand Assante. Su personaje, Néstor, es mucho más tierno. Es un hombre marcado por la desdicha desde el principio.

R. Sí, es un tipo que necesita ser un artista, que no encuentra otro nivel de comunicación con el resto del mundo. Se escuda en su trompeta y no quiere hacer frente a la realidad, vive en el pasado. Y María, la muchacha que dejó atrás, es una mujer al principio, pero yo creo que se convierte en un símbolo. Es Cuba. Es todo lo que los emigrantes han dejado atrás.

P. ¿En la película canta usted de verdad?

R. ¡Sí! Afortunada o desafortunadamente...

P. Lo hace con gusto. Otra cosa sorprendente es lo convincente que resulta cuando toca la trompeta. No sé si en una película española nos hubiera convencido igual.

R. Pues yo ya tocaba la trompeta en una película española. Fíjate que éstas son cosas que me pasan a mí. Se llamaba Trío, y era la historia de un pianista que acaba con los tendones rotos tocando la trompeta en un pueblo de las Alpujarras. Y no te lo vas a creer: al final, esa imagen de él tocando se fundía con un plano de Nueva York. Si es que estas cosas a mí me pasan mucho, estas casualidades.

P. ¿Los ojos que pone Néstor Castillo conforme el autocar que le trae de su patria le va acercando a Nueva York, esa mirada suya que va aumentando de intensidad poco a poco, equivale a su propia mirada cuando se acercó al sueño de Hollywood?

R. Eso es muy significativo, porque ese plano lo hice pensando en mí. Es bonito, ¿no? Quiero decir que, desde que era un niño, las películas norteamericanas representaron mucho para mí. Tampoco quiero hacer una apología de esto, de trabajar en Hollywood. Pero es una buena historia para contar a los nietos.

P. ¿Quiere decir que su nueva situación internacional no le ha cambiado en nada?

R. Profundamente,. no. Exteriormente, es posible que sí, porque la gente me saluda con una sonrisa.

P. ¿Y económicamente?

R. Me ha cambiado un poquito a mejor, porque en Yanquilandía se gana más dinero, ésa es la verdad. De todas formas, yo he pagado un poquito la novatada, quiero decir que desde el principio ellos sabían que era mi primera película y que, si me daban esa oportunidad y la película andaba arriba, yo después iba a poder subir mi precio. Me considero bien pagado.

P. Usted también ha hecho de todo en pocos anos de profesión.

R. Sí" yo he hecho treinta y tantas películas, y eso ha sido una suerte, porque he visto esta profesión desde muchos ángulos, y he visto gente que caía, gente muy tocada de la cabeza, y esta profesión es muy puñetera, y la gente es muy jodida. Es muy bonita, pero es como una puta, que te deja tirado cuando menos te lo esperas, cuando más enamorado estás de ella. Y en Hollywood ocurre todo eso, pero a lo grande. Es como un inmenso árbol de Navidad, lleno de Valentino, siendo italiano y coetáneo del dictador, es un personaje completamente opuesto. Yo hago el Mussolini que al principio era rojo, rojísimo, y que usaba todo lo que tenía a su alcance en beneficio propio. Valentino, por su parte, es un personaje débil, marcado por un complejo edípico tremendo. Creo que no era un buen actor, sino un buen bailarín, un hombre con buen gusto, que pasa de trabajar en unas caballerizas en Los Ángeles a convertirse en el hombre más amado en el primer medio multitudinario, que fue el cine. Y es una víctima de eso. Ese endiosamiento le pasó una factura difícil de pagar. Pero yo creo que eso ahora ya no existe, ese no saber se parar el éxito de la vida.

P. Hay algunas preguntas olvidadas. Primera: ¿qué tal sigue su relación con Almodóvar?

R. Muy bien. Lo que pasa es que habíamos hecho ya cinco películas juntos, las cuatro últimas seguidas, y era ya muy difícil engañarle. Pedro siempre quiere ese punto de frescura que no le das a ningún otro director y que sabe que hay en ti.

P. La segunda se refiere a Madonna, por quien fue rubiamente ambicionado.

R. Mira, Madonna juega a juegos muy fuertes, y yo juego el mío propio, absolutamente familiar. Yo estoy casado. Es estúpido meterte en una historia de éstas si no estás enamorado, y si no tienes complejo de kleenex. Pero Madonna me hizo un favor indescriptible. Yo creo que dos páginas diarias de publicidad en The New York Times saliendo durante un mes me habrían significado lo mismo que la aparición que hago en la película de ella, sobre todo considerando que me deja muy bien parado, con el feo horroroso que les hace a Warren Beatty o a Kevin Kostner.

P. Un hombre casado, lo de Hollywood para contar a los nietos... Le debió de encantar descubrir que Francis Ford Coppola es también así.

R. Sí, un tipo completamente a la italiana. El día que me recibió en su casita de Canyon para hablar de mi posibilidad de hacer su Drácula era precisamente el Día de la Madre, y se pasó el rato recordándome que llamara a la mía.

P. Llegó usted a la tema final, y perdió por su acento. ¿Lo siente?

R. No, qué va, sé que no estaba preparado para hacerlo, y ya fue un triunfo alcanzar hacer las pruebas finales en Napa Valley. Me regaló una botella de vino de sus propios viñedos. Sólo la abriré el día que finalmente trabaje con él.

P. La productora confiaba poco en Los reyes del mambo y el éxito ha sido arrollador. ¿Cortaron mucho en la versión final?

R. Sacaron cuatro escenas, una de cada personaje principal. Yo le dije al director: "Ten cuidado, porque el personaje de Néstor es muy complejo y la gente no lo va a entender". Y tengo la satisfacción de decir que dos meses después me llamó y me dijo: "Tenías razón, hay que rodar dos escenas más", que son las del fotomatón, cuando se definen claramente las personalidades de los dos hermanos. Y lo bonito de esas dos escenas fue que las rodó Néstor Almendros, porque Michael Ballhaus, que firma la película, estaba ocupado haciendo el Drácula de Coppola.

P. ¿Almendros rodó eso?

R. Sí, fue lo último que hizo, estaba ya muy enfermo. Su muerte me tocó el corazón, porque habíamos estado hablando de que yo iba a ir a La Habana al festival de cine, y un día me dijo que, si iba, tuviera los cojones de, en cuanto hablara en público, pedir que me pasaran Galicia en el país de las maravillas, que es una película rodada en Cuba contra el régimen y que está secuestrada. Al final no pude ir al festival, y desde que ha muerto Almendros tengo como una congoja, y me pregunto qué puedo hacer para cumplir su deseo. Algún día será, porque la vida siempre se te acaba cruzando. A mí eso me pasa mucho.

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