"He sentido muy cerca al Cristo preso", escribe el arcipreste de Irún
"Me ha llegado muy dentro la lectura de la Pasión. Le he sentido muy cerca al Cristo preso y juzgado. Le he sentido muy cerca al Cristo maltratado en la vida de tantos encarcelados y sufrientes". Esta carta del arcipreste de Irún, José Ramón Treviño, preso por cobijar a dos etarras tras atentar en Santander, era leída por un sacerdote esta semana santa pasada al menos en la iglesia del Santo Cristo de Artiga de Irún, según familiares del detenido.
El pasado día 12 el sacerdote José Ramón Treviño -preso por cobijar a los etarras Ignacio Rekarte y Ángel Luis Galarza, que previamente habían causado la muerte a tres personas en Santander- escribía la siguiente carta desde la prisión de Martutene (Guipúzcoa) para ser leída durante la Semana Santa en su parroquia del Santo Cristo de Artiga de Irún, de la que es arcipreste."Os escribo en la tarde de este Domingo de Ramos. Me he puesto a orar y, en seguida y como siempre, me he encontrado con todos vosotros. Y he sentido la necesidad de escribiros estas líneas. Ya sabéis que me he acercado mucho geográficamente. Ya vemos el mismo cielo y respiramos el mismo aire. Pero es verdad que, estando cerca, seguimos estando un poco lejos. Algún día caerá también esa distancia porque la unión en la amistad y en la fe es más fuerte que todo".
"Esta mañana he tenido", continúa la carta, "la inmensa suerte de celebrar la eucaristía en compañía del capellán de la cárcel, un grupo de religiosas y compañeros reclusos. Me ha llegado muy dentro la lectura de la Pasión. Le he sentido muy cerca al Cristo preso y juzgado. Le he sentido muy cerca al Cristo maltratado en la vida de tantos y tantos encarcelados y sufrientes. Yo, poco a poco, voy conociendo a la gente de aquí [la prisión de Martutenel y encuentro siempre personas solidarias y de buen corazón".
"Dios sale al encuentro de uno en la vida de cualquiera. A lo mejor en aquel que uno menos piensa. Que verdad es que los juicios de los hombres son distintos a los de Dios. ¡Cómo Dios acoge y ama a aquellos que rechazamos y marginamos en nuestra sociedad! Tal vez sea éste el sentido de la Pascua. Siempre valemos ante Dios. Él nunca nos abandona. Nos libera del, mal, nos levanta y nos ayuda a levantar a otros con la confianza y la fuerza que nos da su amor", sigue el escrito de Treviño.
Caminante invisible
"Me dan mucha paz las palabras de Pablo: nada ni nadie nos podrá separar del amor de Cristo. Este año no podré estar con vosotros en esta Semana Santa. Otros años me tendréis y os tendré. Este año viviré la Pascua con los hermanos presos. Es una gracia de Dios. Pero de corazón estaremos unidos, y en el viacrucis del viernes santo a San Marcial como caminante invisible junto a vosotros y en la noche de Pascua y desde el cirio pascual se encenderá una luz más junto a vosotros. Y Cristo resucitará. Nos sacará a todos de la noche para ayudamos a caminar unidos como hijos de la luz. Os envío un abrazo fuerte, especialmente a los enfermos de la parroquia. Hasta pronto, Joserra", concluye la misiva.
Esta carta ha sido leída en la parroquia por el sacerdote Antonio Armendáriz, según familiares del detenido que agregan que días antes, el propio vicario general de San Sebastián, José Antonio Pagola, asumió la lectura en esta iglesia de otra carta de Treviño, difundida en otras parroquias de Irún.
Esta misiva fue redactada el 4 de abril en la prisión de Alcalá-Meco. "Queridos amigos todos de la parroquia. Ante todo recibid mi más fuerte abrazo y mi más profundo agradecimiento por vuestra solidaridad. Siento el aliento de vuestro apoyo. Nos une el amor y la fe. Nos une Dios y eso es más fuerte que todo, más fuerte que la distancia, más fuerte que los barrotes. ( .. ) Aquí yo estoy bien. Mucho mejor de lo que pensaba. Estoy en el módulo con 50 reclusos. Me han acogido bien, con cariño y respeto. Me han ofrecido de lo suyo y se han decidido a ayudarme. En la cárcel hay vidas rotas, Pero también corazones de oro. Tengo amistad y respeto. También dispongo de tiempo para rezar y estudiar. Tenemos un pequeño patio de asfalto (casi como un noviciado de convento)".
"Hoy he celebrado la eucaristía junto al capellán de la cárcel y un grupo de reclusos. ¡Un verdadero regalo de Dios! Seguramente podré celebrar la Semana Santa y la Pascua con mis hermanos presos en la humildad de una mesa de comedor. ¡Pero de nuevo qué regalo de Dios!( ... ) Vamos a vivir la Pascua todos juntos. Celebrad la resurrección con alegría, sabiendo que el mal y el dolor han sido ya vencidos. Mandad una gaviota del Bidasoa, que yo acabo de enviar mi paloma mensajera para que juntas y unidas hagan un vuelo de paz. Os quiere, Joserra, vuestro párroco" finaliza esta primera carta de Treviño.
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