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Los alemanes recuperarán sus propiedades en Checoslovaquia

Doscientos mil alemanes que viven en la república checoslovaca recuperarán sus propiedades confiscadas después de la Il Guerra Mundial. La nueva ley de restituciones aprobada recientemente por el Parlamento nacional checo flexibiliza las rígidas normas existentes hasta ahora en materia de restitución. Corrige además el decreto Benes de 1945, que fue la base legal para confiscar la propiedad y expulsar del país a unos tres millones de alemanes de los Sudetes al término de la II Guerra.Hasta ahora la ley en Checoslovaquia ha privilegiado mayoritariamente a grandes propietarios, como aristócratas, a quienes se han devuelto unos 50 castillos y miles de hectáreas de bosques confiscados hace más de 40 años por el partido comunista. Con la restitución a los alemanes se abre Por primera vez desde el inicio del Gobierno democrático la. posibilidad legal de recuperar la propiedad confiscada antes del golpe comunista de 1948.

Será un proceso extremadamente complicado el de restituir casas, fábricas, tiendas en las que ahora viven o trabajan checos o que han sido recientemente compradas en el marco de las pequeñas privatizaciones. Una cantidad importante de la ex propiedad de los alemanes de los Sudetes ya ha sido rematada y comprada por alemanes asociados con checoslovacos.

El número de alemanes que permanecieron en el país tras las expulsiones de 1945-1946 se calcula en unos 200.000 sólo en (Bohemia y Moravia) y unos 80.000 alemanes dejos Cárpatos en Eslovaquia. La ocupación alemana durante la II Guerra Mundial y la expulsión de los sudetendeutschen, estigmatizados como colaboracionistas, dañó severamente la relación entre ambos países. La Alemania unida provoca en sus vecinos sentimientos confusos. Esperan su ayuda y al mismo tiempo temen que el país sea víctima de una germanización o colonización económica. La inversión del capital alemán constituye el 80% de la totalidad de la inversión extranjera en Checoslovaquia.

En la república eslovaca no hay interés en aprobar una ley de restitución, que significaría devolver la propiedad a 80.000 alemanes de los Cárpatos, 600.000 húngaros y un número menor de descendientes de los 60.000 judíos deportados a campos de exterminio por el régimen clerical fascista del sacerdote Tiso, marioneta de Hitler.

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