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EXPO SEVILLA 92

La Expo dispone de 50.000. millones de pesetas mas por si agota el presupuesto

La venta de abonos va bien, pero se necesitan unos 20 millones de visitantes para cubrir gastos

La Exposición Universal de Sevilla, que será abierta el lunes próximo, dispone de un margen de 50.000 millones de pesetas en su presupuesto, pese a estar diseñada como operación autofinanciada. El Consejo de Administración de la Sociedad Estatal mantiene oficialmente que la inversión sumará 183.733 millones de pesetas. Sin embargo, el comisarlo de la muestra, Emilio Cassinello, ha aumentado en comparecencias públicas el presupuesto a 102.000 millones de pesetas. Por su parte, el ministro de Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero, confirmó hace dos semanas en Sevilla que el alto patronato dispone de 50.000 millones más respecto a la primera cifra "para revisar el presupuesto" en caso de necesidad.Lo que nadie, de momento, ha explicado es a qué ingresos habrá de recurrir la organización para equilibrar el balance financiero si, como es previsible, se utilizan todos los fondos disponibles. Cuando Jacinto Pellón accedió, hace cuatro años, a la presidencia de la Sociedad Estatal, el presupuesto era sólo de 70.000 millones de pesetas. Sin embargo, según fuentes de la exposición, Pellón ya sabía entonces que esa cantidad era insuficiente. De hecho, los responsables, previendo la necesidad de incrementar los ingresos, acordaron que el precio de la entrada para visitar el recinto fuera de 4.000 pesetas, lo que levantó en su día una gran polémica.

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Presupuesto al alza

Cada año, el presupuesto de la Expo ha sido revisado al alza. La última revisión en 1991 situó los gastos en los 183.337 millones antedichos. Según la organización, la mayor parte de los gastos denominados "inversiones" (102.160 millones) sufragarían infraestructuras (el 27,77%), edificios de servicios (29,23%), pabellones temáticos (16,74%) y pabellones conjuntos, además de transporte e instalaciones para espectáculos y actividades deportivas. Tras las inversiones, la cifra mayor era la de gastos corrientes, contabilizada en 44.046 millones. Para los espectáculos se previó una inversión de 17.140 millones, que la organización pretende recaudar íntegramente con la venta de localidades.

Frente a esta exposición de gastos, los ingresos son meros cálculos cuya exactitud está al albur de que se cumplan las previsiones de visitas. Así, la Expo pretendía en 1991 obtener al menos 66.282 millones con la venta de entradas al recinto. De momento, los resultados, aun sin abrir la exposición, son considerados satisfactorios, pues se han vendido unos 129.000 abonos de temporada diurnos al precio de 30.000 pesetas, más 16.972 nocturnos.

En concesiones comerciales, proveedores, patrocinadores, lotería, publicidad y derechos de marca, la Sociedad Estatal calcula que obtendrá unos beneficios de 63.234 millones. Fuentes de la Expo señalaron que los concesionarios y las empresas con algún tipo de contrato comercial han tenido que desembolsar la cantidad acordada antes de instalarse en el recinto o bien han presentado el correspondiente aval bancario.

Al proyecto de ingresos hay que sumarle otros 30.000 millones de pesetas, que la Expo pretende conseguir, mediante la liquidación de bienes una vez que concluya la muestra. Este capítulo está directamente relacionado con el Plan Cartuja 93, que pretende rentabilizar al máximo los edificios e instalaciones concebidos para perdurar.

Las previsiones para equilibrar el presupuesto dependen de que a la Expo acudan 18 millones de personas y registre unos 36 millones de visitas en los seis meses que permanecerá abierta al público. Los organizadores de la exposición han establecido un complejo plan de control informático que permite conocer perfectamente las ventas diarias 10 minutos después del cierre del recinto.

Este equilibrio para cerrar a cero el balance tendrá que ser revisado en los seis meses de exposición. Cassinello habla ya de 202.000 millones, para lo cual ha sido necesario aumentar a 20 millones las visitas precisas. Con todo, no sería de extrañar que la Expo tuviera que echar mano de los cerca de 50.000 millones más que el Gobierno ha puesto a disposición del alto patronato para hacer las revisiones precisas. Lo que parece claro es que el Gobierno está dispuesto a no escatimar ningún sacrificio financiero para el éxito de la Expo. Como referencia, cabe citar que de las tres últimas exposiciones universales, dos de ellas -Bruselas, 1958; Montreal, 1967- tuvieron pérdidas, mientras que la última, celebrada en Osaka en 1970, obtuvo unos beneficios de 146 millones de dólares.

Las cifras que moverá la Expo son mucho mayores y difícilmente calculables, por cuanto haría falta conocer la inversión de cada país participante en su pabellón -que globalmente se estiman en 100.000 millones-, las inversiones de empresas particulares en la isla de La Cartuja, los gastos en obras públicas en el entorno de Sevilla y en otras provincias andaluzas realmente relacionadas con la Expo -al margen de la oportunidad política de adscribir tales obras a la muestra para evitar suspicacias territoriales-, más las inversiones privadas en infraestructura hotelera en la capital sevillana. Según la Expo, las empresas hoteleras han gastado unos 143.000 millones en residencias de lujo o en reformar las antiguas.

La Administración estima que ha invertido en Sevilla en comunicaciones y transporte 800.000 millones de pesetas, una cantidad variable a medida que conviene o no mezclar la Expo con el AVE y con y determinadas obras cuyo proyecto es anterior a la idea de organizar la Expo. Hay que señalar los siete puentes que se han construido en los últimos cinco años , las nuevas carreteras de circunvalación, la estación de Santa Justa, la ampliación del aeropuerto o la recuperación del Guadalquivir y la modificación del puerto.

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