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Entrevista:

"Andar mirando de qué color es el dinero sería una tontería"

ENVIADO ESPECIALLuis Alberto Lacalle, el presidente uruguayo, da muestras de optimismo, a pesar de las dificultades, cuando se le interroga sobre los objetivos fundamentales de su Gobierno, y su balance al cabo de dos años. "El objetivo era tratar de poner al país en orden primero, pues hemos recibido una economía en grave deterioro y con grave déficit fiscal", responde. "Luego, había que enfrentar directamente los grandes problemas del país, que son su organización estatal, su inserción internacional, su sistema productivo y su sistema educativo". Y agrega: "Todo ello lo hemos encarado con la dificultad de que, por carecer de mayoría parlamentaria, hemos tenido que buscarla en un país en el que todo debe hacerse por ley, porque el nuestro es un país que alguien calificó de legiferante.

Pregunta: Da la sensación de que su proyecto de gobierno atraviesa dificultades. Un dirigente sindical, Luis Romero, habló por ejemplo de "condiciones sociales que derivaron en la asonada militar de Venezuela". Un diputado del Partido Colorado dijo que "la situación, más que explosiva, es como un cáncer. No es rápida, pero sí cruel".

Respuesta: Sí, son opiniones muy legítimas. Tanto las estadísticas como el nivel de actividad, el aumento del producto bruto o de las inversiones, el descenso de la inflación y el de la desocupación, dicen otra cosa.

P. ¿Le preocupa la perspectiva de un plebiscito sobre la privatización de las empresas públicas?

R. El plebiscito, de acuerdo a la norma constitucional y legal, tiene que seguir el siguiente mecanismo: primero hay que juntar 12.000 firmas para poner en marcha el mecanismo, que las consigue cualquier persona que se dedique medianamente a ello. Estamos hablando de 12.000 entre dos millones de votantes. Luego se convoca a los votantes a que manifiesten si están de acuerdo con esta propuesta, y tienen que aparecer 600.000. Ahí la cosa ya es distinta. Entonces esperemos a que llegue a eso para ver si tiene apoyo.

P. ¿Por qué privatizar Antel [la empresa de teléfonos de Uruguay], que da beneficios?

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R. Es que nadie privatiza lo que va mal ni lo que va bien. El concepto va por otro camino, más profundo y más serio: qué debe hacer el Estado y qué no debe hacer el Estado.

P. ¿Vería usted mal a Telefónica y a Iberia metidas en esto?

R. No, no, yo no descalifico a nadie, al contrario. Bienvenidas sean todas las ofertas.

P. ¿Cómo ve, desde su filosofía liberal, el entregar empresas estatales a empresas estatales extranjeras?

R. No, yo no entrego: yo vendo, que creo que es un verbo distinto. ¡Cuidado! Acá nadie entrega nada, acá se transforma el patrimonio nacional, de la misma manera que lo hemos hecho con parte del patrimonio inmobiliario del Estado. Cuando nos hagamos con estas cantidades de dinero, que van a ser sustanciales para un país como el nuestro, supongamos 300, 400, 500 millones de dólares, la propia Ley de Empresas Públicas indica cuál es el destino de estos bienes, que es salud, enseñanza o capitalizar el sistema de seguridad social. Y creo que el dinero va a estar mejor en cualquiera de esos lugares que dentro de la empresa.

P. Volviendo a la pregunta: ¿vender a empresas estatales de otro país?

R. No me causa el más mínimo problema. Creo que la apertura de la economía ha demostrado que hoy día ni siquiera es nacional una empresa estatal. Hoy día el capital está circulando a tal velocidad en el mundo que me parece que andar mirando de qué color es el dinero, porque viene de tal lado o tal otro, me parece que es totalmente ilusorio y diría que hasta una tontería. A mi juicio, cuando se hacen ofertas de este tipo, no hay que hacer exclusiones. Va a ser una empresa nacional, en el sentido que va a estar sometida a las leyes de mi país, de la misma manera que hay mucho dinero uruguayo fuera y que será extranjero en donde esté ubicado.

P. Uno de los temas que dan una imagen negativa de Uruguay es que se habla de que aquí se lava dinero del narcotráfico.

R. Yo digo que en todo sistema bancario, si se analizara con microscopio, descubriríamos que alguna parte de dinero mal habido hay en ese sistema, porque el que roba una cartera y la deposita en el banco está usando el sistema bancario. Me parece que lo que sí debemos hacer es lo que hace el Gobierno uruguayo: levantar el secreto bancario todas las veces que ha sido necesario, extraditar a todos aquellos acusados de lavar dinero y a narcotraficantes, y presentar una ley tipificando como delito autónomo el lavado de dinero.

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