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Centros de diálisis rechazan a enfermos porque ni el Insalud ni las autonomías pagan sus facturas

Milagros Pérez Oliva

Numerosos enfermos aquejados de insuficiencia renal crónica se han encontrado este año con una desagradable sorpresa: los centros a los que acudían, muchos de ellos desde hacía años, para someterse a diálisis en periodos de vacaciones, les han rechazado. Razón: algo tan prosaico como que nadie paga la factura, ni el Insalud en su territorio de gestión ni los servicios sanitarios de las comunidades autónomas que tienen competencia en esta materia. Los enfermos con insuficiencia renal crónica necesitan someterse a sesiones de diálisis de varias horas dos o tres veces a la semana.

Existe un acuerdo entre el Insalud y las comunidades autónomas para que los enfermos renales que se desplacen por razones de trabajo o de vacaciones puedan someterse a sesiones de diálisis en el lugar de destino. Los beneficiarios de la Seguridad Social tienen derecho a atención en cualquier parte del territorio español. El problema es quién paga la factura. En teoría ha de pagar la comunidad en la que vive habitualmente el paciente, pero, como no está regulado ningún procedimiento de cobro, existe el acuerdo tácito de que pague la administración del territorio donde se presta la asistencia. Pero la falta de directrices claras al respecto ha dejado la mayor parte de las facturas sin pagar y los enfermos son ahora quienes pagan el desaguisado."Es lamentable que mis enfermos puedan viajar a Nueva York o París sin problema, y, en cambio, no puedan desplazarse a Zaragoza o Valencia porque no tienen plaza en un centro de diálisis", afirma Emilio Rotellar, director de la clínica que lleva su nombre, en Barcelona. La Generalitat. se ha quejado ante el Ministerio de Sanidad.

Años sin cobrar

"De ningún modo querríamos que pensase que existe algún problema por nuestra parte, señora Neira. Pero es que no cobramos y nos deben ya varios años". Así se excusaron los responsables de la clínica Nefroplana de Castellón ante María Luisa Neira, una paciente de Barcelona de 63 años que vive sujeta a la máquina de diálisis desde hace 15 y que lleva siete acudiendo a esta clínica en sus vacaciones.

"Nosotros pagamos rigurosamente todas las diálisis de los enfermos procedentes del resto de España, especialmente numerosos en la zona de la costa y que suman bastantes más que los pacientes catalanes que se desplazan fuera, pero no ocurre lo mismo en el territorio del Insalud ni en otras comunidades, afirma Josep Maria Via, director del Área Sanitaria del Servicio Catalán de la Salut.

El Insalud asegura que todos los enfermos serán atendidos siempre que se dirijan a centros de la Seguridad Social. Hasta ahora, los enfermos eran atendidos indistintamente en centros de la Seguridad Social y concertados. En cualquier caso, en el supuesto de que el hospital de la Seguridad Social más próximo disponga de unidad de diálisis tampoco es fácil encontrar plaza, pues habitualmente se encuentran saturados.

Así ha sido, efectivamente, para Alfonso Coscolla, ingeniero de 68 años que está en tratamiento de diálisis desde hace seis. Coscolla reside en Barcelona, pero tiene una casa en Calatayud en la que pasa buena parte de sus vacaciones para estar cerca de su hijo, arquitecto de Zaragoza. Como en Calatayud no hay centro de diálisis, hasta ahora se ha sometido a diálisis en la clínica Quirón de Zaragoza. "Cuando llamé para reservar plaza, me plantearon el problema de que el Insalud no quería pagarles la factura de los últimos años, alegando que debía pagar Cataluña". Alfonso Coscolla fue a reclamar al Insalud y allí le dijeron que solicitara plaza en un centro de este organismo. Lo intentó en el Clínico, pero estaba completo. Tampoco en la Residencia General ha logrado plaza.

En la misma situación se ha encontrado Manuela Carcelén, que se sometía a diálisis en el Centro Médico Nuestra Señora del Rosario de Toledo. En la carta que le enviaron argumentando su rechazo, la clínica le indicaba que la factura no cobrada ascendía a más de un millón de pesetas.

Felina Lorenzo ya tuvo problemas el año pasado. La clínica concertada de Orense a la que había acudido los tres años anteriores no la admitió por falta de pago. Logró concertar una plaza en la Residencia de la Seguridad Social de Orense, pero, cuando se encontró allí, nadie tenía notificación de su llegada y no había plaza. Después de horas de angustia y trámites, consiguió un hueco, aunque con el turno y los días cambiados.

En el caso de Francisco Portillo, fue la Inspección de Málaga la que le notificó el verano pasado, a través de la asociación de enfermos Alcer, que no admitían pacientes de Cataluña porque la Generalitat no pagaba las sesiones. Este año ha solicitado vacaciones en Motril (Granada), pero todavía no ha obtenido respuesta.

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