Los expertos apuestan por el turismo ecológico y la industria 'de marca' para conservar Doñana

No a las grandes urbanizaciones. No al turismo de masas. No al cultivo de arroz con agua procedente del acuífero subterráneo del que depende el parque. Estas son las tres principales recomendaciones negativas que hace a las instituciones públicas la comisión de expertos encargada de diseñar un plan de desarrollo económico para el entorno del Parque Nacional de Doñana que permita la conservación de este espacio natural único en Europa. Como contrapunto, la comisión da un sí rotundo al turismo ecológico y de calidad y al desarrollo de una "imagen de marca Doñana", con la creación de una industria agroalimentaria alternativa al monocultivo de la fresa y el arroz.

Sin ninguna referencia concreta a proyectos urbanísticos como el polémico Costa Doñana, rebautizado ahora Dunas de Almonte, la comisión de expertos coordinada por el sociólogo Manuel Castells y formada por siete catedráticos y profesores de universidad de diversas áreas rechaza -por omisión en su lista de recomendaciones- la construcción de grandes urbanizaciones residenciales y de ocio en el entorno de Doñana. Lejos de ello, la comisión, que ha empleado un año en elaborar su dictamen Estrategias para el desarrollo socio-económico sostenible del entorno de Doñana, por encargo de la Junta de Andalucía, recomienda evitar "comerse la gallina de los huevos de oro" y conservar los dos elementos de ventaja que posee la zona respecto a otras ofertas turísticas: el propio parque nacional y un litoral de gran calidad."Cualquier estrategia de desarollo de futuro debe partir de la conservación integral de estos dos elementos no sólo por razones ecológicas, sino comerciales: no se puede vender ni obtener beneficios sostenidos de aquello que se destruye o deteriora", reza el informe.

Como alternativa a las grandes urbanizaciones y complejos hoteleros, los especialistas apuestan por otro tipo de alojamiento e infraestructuras para el turismo de calidad que esperan captar: la realización de una red de apoyo hotelero a pequeña escala en los municipios de la zona, la reconstrucción de pueblos abandonados con estos fines y la creación de un Centro Internacional de Estudios y Convenciones Ecológicos.

Los expertos consideran el parque nacional y sus ecosistemas como el mayor activo de la zona y sugieren que toda la actividad económica debe girar a su alrededor sin agredirlo.

Para ello, los autores del informe consideran que hay que dar la vuelta al actual esquema productivo del entorno del parque -60% de la población dedicada a la agricultura, 35% a servicios y 5% a industria-, aunque de forma paulatina y escalonada. La situación ideal recomendada por los especialistas pasa por tres etapas con un objetivo final: la diversificación de la actividad económica (centrada ahora en el turismo de masas y la agricultura de la fresa y del arroz, altamente agresiva con la marisma) y la formación profesional de los trabajadores de la zona para poder hacer frente a lo que consideran nuevos y deseables polos de desarrollo.

Denominación de origen

Para conseguir estas nuevas "gallinas doradas": el turismo ecológico y de calidad y la "imagen de marca Doñana", el dictamen recomienda la realización de importantes obras de infraestructura -viaria, industrial, de saneamiento- siempre respetuosas con el medio ambiente y campañas de formación profesional.

Estas tareas "mantendrían ocupada a la población", señala el informe, mientras se llega a la segunda etapa, consecuencia de la primera y concretada en la llegada de un turismo naturalista y la puesta en funcionamiento de una potente industria de transformación agroalimentaria y de servicios.

La culminación del proceso (del año 2000 al 2005) convertirá Doñana y su entorno, siempre según los expertos, en un gran complejo internacional de turismo de calidad apoyado en una fuerte infraestructura de transformación de productos primarios con denominación de origen Doñana.

Este necesario cambio sustancial de la economía y de la percepción de la población de la zona respecto a la importancia tanto ambiental como paisajística del parque nacional debe ser progresivo.

Lavado de cara

Dado que no se puede acabar de un plumazo con la filosofía turística y urbanística de localidades como Matalascañas -"entregadas al turismo pasivo de sol y playa"-, el informe propone un lavado de cara de ésta y otras ciudades turísticas de la zona, concretado en el desarrollo de atractivos culturales, visitas organizadas al parque y al entorno y construcción de grandes aparcamientos en los accesos para evitar atascos de tráfico en plena playa.

Asimismo, hasta que se logre la reconversión de cultivos hacia los "productos Doñana", el comité de expertos recomienda la prohibición del cultivo del arroz con aguas procedentes del acuífero. Según el dictamen, esta medida supondría un ahorro del 40% del agua del parque que ahora se utiliza con fines agrícolas.

En definitiva, los ponentes del dictamen se inclinan por una transición ordenada del entorno de Doñana a una economía de industrias y de servicio como única forma de superar la "situación límite" en la que se encuentra el parque.