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El Gobierno presentará un plan abierto sobre la convergencia europea

Luis R. Aizpeolea

El presidente del Gobierno, Felipe González, flexibilizará las cifras de objetivos de reducción del déficit público y de inflación para 1996 -si bien dentro de los márgenes establecidos por la cumbre europea de Maastricht- en el debate sobre el estado de la nación que se celebrará el próximo 24 de marzo. El Consejo de Ministros de hoy cerrará el plan de convergencia económica con Europa (medidas para acceder a la última fase de la unión económica y monetaria) que será uno de los ejes fundamentales del debate sobre el estado de la nación.

La sesión del Consejo de Ministros del pasado viernes dejó casi cerrado el acuerdo sobre el plan de convergencia económica en el que el Gobierno defenderá la reducción de las cotas de inflación, y la reducción del déficit público muy por debajo del 3% para 1996, combinadas con un crecimiento de la economía.Según fuentes próximas a La Moncloa, González ofrecerá unas pinceladas del plan de convergencia económica con Europa, pero no entrará en excesivas precisiones de cifras porque "hay muchas variantes no controladas -como la inflación- que impiden presentar un cuadro económico muy preciso para cuatro años". "El presidente del Gobierno dirá como máximo que hay que aproximarse a ciertos niveles, pero sin compromisos muy definidos, pues de otro modo nos adelantaríamos al debate de los presupuestos", señalaron las fuentes.

Otra de las razones que abonan esta posición, adoptada en el último debate del Consejo de Ministros, es que se desconoce qué va a suceder en otros países. Se da casi por hecho que Italia no podrá alcanzar las cotas de déficit público -un 3%, como máximo, para 1996, según los acuerdos de Maastricht en diciembre pasado- e incluso que otros países, como Alemamá, tendrán serias dificultades para alcanzarlo. "No se puede descartar para nada que en 1996 se abra un periodo transitorio que al final nos afecte a todos los países", señalan fuentes de La Moncloa.

Discurso político

La pretensión de Felipe González es aprovechar la presentación del plan de convergencia económica con Europa para hacer un discurso político, que en estos momentos preparan sus asesores. "No es un cuadro macroeconómico, ni siquiera un debate económico, el que se plantea, sino un debate político en el que se ofrece un horizonte a la sociedad española y para el que se pretende concitar el mayor número de voluntades", señalan fuentes de La Moncloa. Las mismas fuentes señalan: "No queremos personalizar las adhesiones en tal o cual interlocutor sino que pretendemos el apoyo de toda la sociedad".Uno de los mensajes claves del discurso político será la petición de sobriedad a la sociedad -"no vivir por encima de nuestras posibilidades"- y la exigencia de un mayor control del gasto público sin que afecte a las inversiones para infraestructuras. "No se trata de recortar nada sino de contener el gasto público que, a veces, es objeto de disfunciones. La consigna de meter mano a las bolsas del gasto público ineficaz será una de las claves del discurso", señalan las fuentes. En esta misma línea, el presidente del Gobierno insistirá en la necesidad de luchar contra el fraude fiscal y el del desempleo.

El Gobierno alcanzó ya un amplio consenso en su reunión del 6 de marzo, con la decisión de reducir de manera sensible la inflación y el déficit público, por debajo incluso de los compromisos de la cumbre de Maastricht, pero sin comprometer las inversiones de futuro que José Borrell, en su calidad de ministro de Obras Públicas y Transportes, defendía. El ministro de Trabajo, LUis Martínez Noval, inicialmente muy presionado por su funcionariado, flexibilizó finalmente sus reticencias a la reforma que el ministro de Economía, Carlos Solchaga, presentó en el terreno del desempleo. Fuentes de La Moncloa señalaban ayer que Ias diferencias entre los ministros han estado en la definición de prioridades, pero casi desde el comienzo ha habido acuerdo en los objetivos del plan".

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