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La Comunidad Europea está de acuerdo en que se eliminen totalmente los CFC en 1995

Los Estados miembros de la Comunidad Europea mostraron ayer en Estoril (Portugal) su acuerdo en adelantar los plazos para eliminar la producción de ciorofluorocarbonos (CFC), máximos responsables del daño a la capa de ozono. Los Doce han decidido informalmente eliminar en un 85% la producción de CFC en 1993 y en su totalidad en 1995, lo que significa anticiparse en dos años a la propuesta del presidente de Estados Unidos, George Bush, y en cinco años a lo estipulado en los acuerdos internacionales.

El presidente en ejercicio del Consejo de Ministros y titular portugués de Medio Ambiente, Carlos Borrego, afirmó que "existe un acuerdo entre los Estados miembros y la Comisión para que se adelanten las fechas y se acabe definitivamente con la producción y utilización de este tipo de sustancias". El comisario europeo de Medio Ambiente, Carlo Ripa di Meana, lanzó una idea para reducir los plazos en la producción de CFC, que según el máximo responsable español para el medio ambiente, José Borrell, fue respaldada por los Estados miembros.Según la idea, que todavía debe ser discutida y aprobada por la Comisión Europea para que se convierta en una propuesta formal, la producción de CFC debería reducirse en un 85% el 31 de diciembre de 1993, para prohibirse dos años más tarde (el 31 de diciembre de 1995). Con esta iniciativa se adelantaría el plazo para la prohibición de CFC, y además se superaría la reciente propuesta del presidente de Estados Unidos, George Bush, de prohibir en 1995 "la mayor parte de sustancias con CFC".

Respuesta definitiva

El ministro portugués indicó que la idea, una vez formalizada por la Comisión Europea, podría ser abordada en el próximo Consejo de Ministros de Medio Ambiente, que se celebrará en marzo y que tiene que ser el que dé una respuesta definitiva. Pero la lucha comunitaria contra la destrucción de la capa de ozono "no termina aquí", según Ripa di Meana, que se mostró favorable a controlar y restringir la utilización de los productos alternativos a los CFC. Estos productos alternativos, llamados de segunda generación y cuyas iniciales son HFC, tienen una menor cantidad de cloro y su incidencia en la destrucción de la capa de ozono es solamente de un 5% del total.

Según José Borrell, "la CE y la industria tienen que dialogar para elaborar un calendario sustitutivo" y para ir reduciendo también el uso de los productos alternativos menos dañinos. El propio ministro español reconoció que los países del sur de la Comunidad, entre ellos España, por sus características climáticas y sus industrias turísticas, "tendrán que hacer un mayor esfuerzo que los del norte".

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