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El Cairo desmantela una conjura integrista

Los síntomas de alarma egipcia frente al vigor que demuestra la oposición en Argelia se han intensificado con el anuncio de que el Gobierno ha desbaratado una conjura musulmana en avanzado estado de preparación. El Cairo ha dado pocos detalles del supuesto compló para derrocar al presidente Hosni Mubarak, pero la denuncia en sí constituye la más clara muestra de preocupación oficial en un país susceptible al contagio de una crisis como la de Argelia.

La prensa cairota se encargó ayer de dar la mayor amplitud posible a la nueva denuncia del ministro del Interior, Abdel Jalim Musa. Según él, la detención en días pasados de tres empresarios vinculados a la Hermandad Musulmana permitió desvelar una confabulación "financiada desde el exterior". Los conjurados tenían incluso un borrador del Gabinete que debía tomar el poder a la caída de Mubarak.La versión oficial dice que los detenidos, cuya identidad no se ha revelado, estaban al frente de una firma de encuestas cuya misión era diseminar información falsa a companías inversoras y grupos defensores de los derechos humanos. Según la policía, los agentes que allanaron las instalaciones de la empresa hallaron tres cajas llenas de formularios complimentados sobre temas que van desde el desarrollo de grupos islámicos en Egipto hasta el crecimiento del descontento popular por la situación económica.

Ambos temas encabezan la lista de preocupaciones del Gobierno, cada día más inquieto por la silenciosa pero amplia simpatía popular hacia el movimiento integrista en Argelia, al que se le ha negado el derecho de gobernar. Mubarak es consciente de que la crisis en Argelia fertiliza el terreno de la agitación integrista.

Es la segunda vez en menos de diez días que el Gobierno egipcio denuncia la intervención extranjera en las actividades de la oposición. En ningún caso ha identificado la fuente de ayuda a la oposición, pero resulta obvio que El Cairo se refiere a Irán y a Sudán. La visita del presidente iraní, Alí Akbar Raflanyani, a Jartum el año pasado fue vista en Egipto como un peligroso acercamiento entre los más ardientes defensores de los integristas argelinos y egipcios. Posteriores declaraciones iraníes a favor del FIS argelino y la condena de Teherán a la anulación de las elecciones determinaron la suspensión de contactos entre los Gobiernos de Argelia e Irán.

Mubarak parece dispuesto a mantener su política de mano de hierro para con los integristas egipcios. Aunque tolerada en el ejercicio político diario, la poderosa Hermandad Musulmana está oficialmente proscrita en Egipto. Según informes de organismos de derechos humanos, centenares de sus miembros han sido encarcelados en los últimos meses y continúan detenidos bajo la controvertida ley de emergencia impuesta tras el asesinato de Anuar el Sadat a manos de extremistas islámicos en 1981.

La Hermandad Musulmana capitaliza el descontento popular frente a la política económica de Mubarak. Reformas introducidas a petición del Fondo Monetario Internacional han dado lugar a una drástica elevación de precios, que en los meses pasados provocó grandes manifestaciones de protesta en la población industrial de Heluán.

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