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Entrevista:

"Los consumidores de religión tienen mas poder que la jerarquía eciesiastica"

La libertad de mercado ha llegado también a las confesiones religiosas, según Jean-Paul Willaime, de 44 años y director del Centro de Sociología Comparada de las Religiones en Europa de la Universidad de Estrasburgo, (Francia). Willaime, que ha participado en Barcelona en un congreso sobre fundamentalismo organizado por el Instituto de Humanidades y la Fundación Jolan Maragall, afirma que los usuarios de la religión tienen más poder que, la jerarquía eclesiástica.

Pregunta. Usted sostiene que en Occidente las instituciones religiosas están en crisis.Respuesta. Sí, hay una pérdida de poder de las instituciones sobre los sentimientos religiosos, más que una crisis de los sentimientos. Esto se expresa, por ejemplo, en los nuevos movimientos religiosos, que otros llaman sectas. Yo prefiero utilizar el término nuevos movimientos religiosos, porque la palabra secta es siempre peyorativa, es siempre la manera con la que los grupos dominantes religiosos designan a los grupos religiosos dominados. Yo digo que los usuarios, los consumidores, hacen pesar más hoy su poder que las autoridades religiosas, que están obligadas a tener en cuenta las preferencias de los consumidores.

P. La evolución en algunos países del Este puede servir de ejemplo para ilustrar lo que usted denomina preferencia de los ,consumidores. ,

R. Es el caso de Polonia. Mientras que la Iglesia católica focalizaba la oposición hacia un régimen totalitario, era muy fuerte y estaba bien afianzada. Ahora que los totalitarismos han sido vencidos se observan, por el contrario, ciertas reacciones anticlericales qué defienden la necesidad de que la Iglesia vuelva un poco sobre sí misma y que no influya demasiado en la sociedad. No hay que creer que si las iglesias han -tenido un papel importante en la transición hacia la democracia, vayan a encontrar el poder que tenían hace siglos, una vez que se instala la democracia. Creo que la evolución va a demostrar que, igualmente en el Este, las iglesias están confrontadas a sociedades secularizadas.

P. ¿Occidente se encuentra en estos momentos en una libertad de mercado religioso?

R. Esto es, se trata incluso de. una profunda mutación. Pienso que hay una apertura del mercado religioso, que es más reciente en España, un país donde el catolicismo ha ejercido una profunda influencia. De repente, y a través de los medios de comunicación y los viajes al extranjero, la gente descubre que hay diversas tradiciones, diversas ciencias y experiencias que quiere probar. El discurso de las autoridades no atrae. El fundamentalismo es una reacción a esta situación, pero una reacción que sigue siendo bastante minoritaria, ante esta explosión, este desarrollo del mercado, de un verdadero mercado que busca reafirmar de manera muy estrecha las ortodoxias en un contexto amenazado.

P. Entonces, los creyentes están alejados de sus instituciones de referencia. ¿Están los católicos alejados, del Papa?

R. Sí, pero eso no significa obligatoriamente una ruptura con la institución. Lo que más -me llama la atención es que se desarrolla un individualismo religioso, también en la Iglesia católica. Muchos católicos dicen no estar de acuerdo con el Papa, pero dicen ser católicos, porque están a gusto en los grupos que participan o con el sacerdote que se encuentran Hay también un espacio de pluralismo en el interior del mundo católico que permite vivir una experiencia religiosa muy diversa, según se partícipe en determinado monasterio, en determinada parroquia o en determinado grupo. Lo que también me sorprende, es que la gente continúa identificándose con la tradición religiosa en la que ha sido educada. Cuando se pregunta en una encuesta qué es usted, si ha sido formado en el catolicismo, responde católico.

P. Pero la jerarquía del Vaticano es partidaria de cerrar filas, de que los creyentes se articulen en torno a un único discurso.

R. Yo creo que es una tentativa condenada al fracaso; que esto permanece en la superestructura de la Iglesia, sobre los obispos y sacerdotes, pero muy poco sobre los fieles. No se puede, por medio de una reacción autoritaria, marcar un momento social, una tendencia profunda. Es imposible.

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