El misterio de la bomba atómica iraquí
Sadam Husein trata de impedir que el mundo conozca su capacidad nuclear
Los descubrimientos más recientes acerca de las intenciones prebélicas de Sadam Husein han sido de lo más desalentadores. Bajo los insistentes interrogatorios de los inspectores de la Organización de las Naciones Unidas, los funcionarios iraquíes terminaron por admitir a principios de este mes que Bagdad había comprado a Alemania miles de elementos para construir centrifugadoras de gas, que son los dispositivos utilizados para separar el uranio U-235, adecuado para el armamento nuclear, del menos potente U-238.El pasado verano la ONU descubrió que Irak había intentado durante años producir U235 con dispositivos más primitivos y costosos denominados calutrones y también con un número reducido de centrifugadoras más modernas. Pero según las últimas informaciones, Sadam ha adquirido componentes para una masiva acumulación de centrifugadoras, lo cual ha sido una terrible revelación: si la guerra no hubiera interrumpido su progreso, Irak podría haber producido a mediados de esta década el material necesario para fabricar tres o cuatro armas nucleares por año, cada una de ellas con el doble de potencia de la lanzada por Estados Unidos sobre Nagasaki (Japón), en 1945.
El presidente iraquí estaba tan cerca de sus objetivos que la mayoría de los occidentales creía, cuando empezó la guerra del Golfo, que Sadam había ido mucho más lejos. Para conseguir que su arsenal atómico fuera creíble, Bagdad preparó también un detonador de alto rendimiento y un sistema de misiles tierra-tierra capaz de transportar armas nucleares. También había un sistema de apoyo: el denominado supercañón -de un metro de ancho y con un largo tubo de 150 metros capaz de disparar obuses, incluso con carga nuclear, por lo menos a 600 kilómetros de distancia-
"Esos sistemas no eran experimentales", afirma David Kyd, portavoz del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA). "Su diseño era muy completo y su construcción estaba avanzada".
Incluso antes de completar el proceso de fabricación de armas de fisión simple, Irak estuvo probando con elementos de mayor potencia. Asimismo, Sadam acometió un programa experimental para producir plutonio, material utilizado también en el armamento nuclear, y litio 6, capaz de activar las potentes reacciones de las armas de hidrógeno y aumentar la potencia de la bomba. Según David Kyd, "parece que se apoderan de todo lo que pueden conseguir y lo conservan para usarlo más tarde".
¿Tiene Sadam por lo menos parte de su potencial nuclear escondido? Los funcionarios iraquíes han admitido la amplia reserva secreta de piezas de centrifugadoras tan sólo bajo la pre sión de los inspectores del OIEA encargados de investigar el alcance de Ia capacidad nuclear de Irak. El pasado mes de octubre, Bagdad informó que había realizado experimentos prebélicos con centrifugadoras de gas, pero que había programado fabricar no más de 500 aparatos para 1996, lo cual significa que deberá pasar una década o más antes de producir el componente enriquecido necesario para fabricar una única bomba.
El 9 de enero, el Gobierno alemán informó al OIEA que había por lo menos cinco empresas alemanas que estaban siendo investigadas sobre el suministro a Bagdad de equipo necesario para producir lo que los expertos en energía nuclear denominan "una cascada" de no menos de 10.000 centrifugadoras, suficientes para extraer 100 kilos de U-235 cada año.
Unos días más tarde llegó a Bagdad -un equipo de la OIEA para tener un careo con funcionarios iraquíes, los cuales insistían en que después del alto el fuego habían destruido todas las partes importadas conforme a la petición del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque esas resoluciones exigían que el Gobierno iraquí informara primero a la ONU sobre su potencial. Irak permitió a los inspectores examinar zonas fuera de Bagdad y Basora, en donde encontraron cúmulos de metal fundido y pulverizado que, según los iraquíes, eran residuos de los componentes. Aunque los inspectores consideraron razonable la cantidad de material -100 toneladas de barras de acero, 400 toneladas de aluminio fundido y los residuos de 240.000 imanes-, se llevaron muestras para analizarlas en los laboratorios del, OIEA que determinarían si eran verdaderamente los restos del programa nuclear.
El OIEA sospecha que Sadam puede seguir escondiendo una instalación de 100 centrifugadoras que habrían servido para experimentar el programa antes de pasar a una escala más amplia de producción. Incluso si nunca llegara a ser descubierta, no habría producido el material adecuado para fabricar armas en un plazo breve.
Ninguna investigación reafizada por el OIEA puede descartar que Sadam haya triunfado en su intento de conseguir una cascada de centrifugación a más amplia escala, lo que significaría que tiene almacenada una cantidad indeterminada de uranio -enriquecido. Eso exigiría un atento registro de todo el territorio iraquí, que es en su mayoría desierto y montaña, para asegurar que todas las fases del programa clandestino han sido descubiertas.
Los gobiernos occidentales temen que Sadam pueda tener oculta una parte importante de su programa atómico. Pero en su actual situación, vigilado más estrechamenteque antes de la guerra del Golfo, será mucho más difícil para Sadam seguir con proyectos nucleares. A finales de los años ochenta Irak estableció una red clandestina de abastecimiento en Alemania y Suiza dirigida por Abdul Mutaleb Alí, un diplomático destinado en la Embajada iraquí en Bonn. Las autoridades alemanas descubrieron que miembros de esta red habían viajado a Bagdad en septiembre de 1990, cuando fueron advertidos secretamente por un servicio de espionaje de Oriente Próximo sobre un cargamento de equipos de centrifugación de uranio en el aeropuerto de Francfort. Eso permitió a las autoridades alemanas y suizas empezar a reunir pruebas sobre las presuntas empresas implicadas en la venta a Irak que respaldaron el intento de ambos países de cortar las exportaciones peligrosas a Bagdad tras la invasión.
Pero incluso, en el caso de que Irak fuera incapaz de recuperar su capacidad de producir uranio rápidamente, podría seguir obteniendo material adecuado de otras naciones con potencial nuclear. Se cree que China ha suministrado uranio para uso militar a otros países con ambiciones nucleares, como Argelia, Irán, Libia y, posiblemente, Pakistán. Gracias a la fuerte presión de EE UU, Reino Unido y Francia, Pekín se ha comprometido a eliminar estos suministros y se ha mostrado de acuerdo en firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear, pero el ansia de China por conseguir una moneda más fuerte puede poner a prueba sus escrúpulos sobre el comercio nuclear.
El problema es que no sólo Irak tiene científicos propios especializados en energía nuclear, muchos de ellos formados en Occidente, sino que el derrumbamiento de la Unión Soviética puede hacer emigrar a los expertos y permitir que Bagdad se apodere de su tecnología avanzada.
Los servicios de espionaje occidentales afirman que Bagdad ya está negociando con algunos de los denominados "mercenarios de bata blanca", que han sido cortejados también por Argelia, Egipto, India, Libia y Corea del Norte. A los servicios de espionaje les preocupa también que las armas tácticas nucleares soviéticas, que en algunas zonas parecen estar bajo una preocupante falta de control, encuentren el camino hacia Bagdad.
Si las ambiciones nucleares de Sadam se desbaratan, puede que él intente convertirse en un suministrador a otros países árabes que están a punto de conseguir fabricar la bomba. Se sabe que Argelia y Libia, por ejemplo, tuvieron asistencia iraquí antes de la guerra del Golfo. Aunque Sadam considera a Gaddafi demasiado impredecible como para confiar en un posible acuerdo con él, los servicios de espionaje británicos creen que poco antes de empezar la guerra, Irak envió uranio y un equipo de expertos nucleares a Argelia vía Jordania. Posiblemente, su intención fue reforzar la tentativa argelina de construir una instalación nuclear secreta en Ain Usera, a 150 kilómetros al sur de Argel, que algunos expertos creen que podría producir armas atómicas hacia 1995.
Irak puede tener varios motivos para apoyar las ambiciones nucleares argelinas. "Podría significar un acuerdo para un desarrollo conjunto y la posesión de material nuclear", afirma un conocido diplomático británico. "O podría significar que Sadam hubiera decidido que si a él se le prohibía fabricar una bomba nuclear musulmana, entonces alguien en el mundo árabe simpatizante de su causa pudiera hacerlo. "Con el grave daño infligido a sus instalaciones nucleares por la fuerza aérea de la coalición, no está claro que a Sadam le quede algo que ofrecer".
Este dilema sugiere que uno de los más importantes triunfos de la guerra del Golfo ha sido el frenar la tentativa iraquí de fabricar la bomba. ¿Y cuál ha sido el principal fracaso? Que la guerra no haya acabado completamente con las ambiciones nucleares de Sadam.
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