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Cuevas defiende negociar sólo con el Gobierno si fallan los sindicatos

Los empresarios españoles culminaron ayer en un ambiente de euforia la Conferencia Empresarial 1992. Con el Palacio de Congresos de Madrid abarrotado, y una puesta en escena digna de una campana electoral, los empresarios celebraron los funerales por el sistema de economía centralizada. El presidente de la CEOE acusó al Gobierno y a los sindicatos de la crisis de la economía española. El vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga, no se atrevieron a rebatir las acusaciones de Cuevas y prefirieron aceptar la oferta de diálogo lanzada por los empresarios ante el Plan de Convergencia de la economía española.

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Los empresarios invitan al Gobierno a pactar con ellos otra política económica

El presidente de la patronal, José María Cuevas, calificó ayer de "incoherentes" y "peregrinas" algunas de las medidas de política económica que el Gobierno ha adoptado desde 1989, "es decir, desde que los sindicatos optaron por la estrategia de la confrontación". Cuevas, además, se quejó de que el Ejecutivo de por rota cualquier negociación con los empresarios cada vez que las centrales abandonan la mesa."Si falla una de las patas, se da el mismo tratamiento a la otra pata", se quejó el representante de la patronal ante Serra y Solchaga, y en clara referencia a la ruptura de las negociaciones sobre el plan de competitividad.

José María Cuevas diferenció su análisis de la política económica desde que España ingresó en la Comunidad Europea en dos etapas bien diferenciadas. No puso objeción a la primera, de 1985 a 1989, pero atacó abiertamente la segunda. Los males comenzaron, según Cuevas, cuando los sindicatos "se desentendieron de cualquier objetivo de solidaridad nacional".

[Los sindicatos respondieron ayer a estas afirmaciones de Cuevas. CC OO, en concreto, asegura que "los empresarios españoles nunca han aplicado el principio de solidaridad, salvo con ellos mismos"].

El primer problema, según Cuevas, es que la respuesta del Gobierno a "unas plataformas sindicales que dejaron de tener en cuenta la corrección de desequilibrios" fue la puesta en marcha de una "política restrictiva que ha pasado la cuchilla por encima de todo, sin discernir entre inversión y consumo, apreciando artificialmente la peseta y contribuyendo al deterioro de nuestra posición competitiva".

El segundo fue la adopción de medidas que Cuevas calificó de incoherente y peregrinas. Entre ellas destacó la "propuesta de control y limitación legal de los beneficios empresariales, iniciativas para sindicalizar todavía más las empresas, leyes y proyectos intervencionistas como la de control de los contratos o la de salud laboral".

También Cuevas criticó "el crecimiento desaforado de los aparatos administrativos" y del gasto y déficit de las administraciones públicas.

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